Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 21 de diciembre de 2012

El pequeño diablillo




Conozco a Nami desde hace mucho tiempo, el mismo que conozco a Andruw, si bien con ella perdí el contacto aunque ahora parece que estamos recuperándolo gracias al rol de mi foro conjunto Beyond Hell. 

Lugh es el hijo de Caim y Leviathan, dos demonios poderosos. Caim es un Rey y Leviathan el Guardián de unas rocas místicas muy valiosas para Hell-X. Lugh es un chiquillo muy despierto y con inquietudes propias, así como celos y caprichos que siempre son consentidos por su madre, Leviathan. He aquí una escena familiar.

El pequeño diablillo. 


Sus mejillas estaban infladas creando la ilusión de tener llenos sus carrillos de alimentos o dulces, pero sólo era aire, sus labios rosados y sus cejas doradas fruncidas en una mueca decididamente desaprobatoria. Tenía sus brazos cruzados sobre su pequeño pecho y la chaquetilla de pana burdeos con mangas negras parecía arrugada, sus pantalones parecían algo más cortos del largo común porque crecía por momentos y sus zapatos eran mocasines similares a los de su padre. Intentaba por todos los medios el pintor dejar constancia de su belleza infantil en un cuadro, el cual estaría junto al de su padre.

-Por favor joven, debe poner un gesto más relajado y apropiado.

La voz del pintor era amable y muy dulce, casi como la voz de su madre. Sin embargo, él seguía molesto desde que sus padres habían tomado la extraña idea que tener un hermano sería lo mejor. No quería hermanos, deseaba ser únicamente él y que tomaran sus caprichos como grandes órdenes. Ni su padre ni su madre se compartía, sobre todo su madre. Ella estaba cada vez más torpe con aquel bulto extraño de su vientre y desconocía porque siempre estaba feliz. Su padre seguía exigiéndole demasiado, a penas media medio metro y ya deseaba que fuera todo un guerrero con grandes modales.

-¡No!

Su pie derecho golpeó contra la losa haciendo un leve estruendo.

-¿Qué ocurre aquí?

La voz del Rey del centro del planeta Hell-X, también llamado Infierno vulgarmente por los humanos, no inmutó a su hijo que seguía en la misma postura.

-Su hijo no desea colaborar.

-¡Lugh! Coloca bien ese pelo, cambia ese gesto y posa como desea el pintor.

Caim ordenaba a su hijo como si fuera uno de sus hombres, para nada una criatura que aún se aburría enormemente frente a un lienzo y no comprendía qué era lo práctico de aquello. Olvidaba por momentos que era el sucesor al trono, un príncipe, y tan sólo deseaba agarrar su oso de peluche, su tirachinas y una bolsa de galletas recién hecha para poder hacer travesuras típicas de niños.

-¿Qué harás si no lo hago?

Replicó intentando ganar la jugada siguiendo en sus trece.

-No habrá juegos con tu madre.

De inmediato se movió el pequeño quedando en una pose agradable, pero seria, como lucía su padre en su propio retrato en la sala del trono.

Caim vería pronto a su hijo crecer y convertirse en un hombre fuerte, digno, de honor y que odiaba profundamente cada célula que era su padre. La división entre ambos crecería y se convertiría en dos océanos. La pequeña Katya, que aún no había nacido, se convertiría entonces en el pequeño punto débil de Caim, su hija favorita de entre todas. Mientras tanto, Leviathan seguiría molesto por muchos motivos muy razonables. ¿Quién dijo que ser padre era fácil? ¿O que ser demonio implicaba una vida díscola y poco formal? El Rey del Corazón de Hell-X aprendió una valiosa lección.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt