Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 21 de diciembre de 2012

Un trato fallido





Kuroshitsuji -Mayordomo Oscuro- es un manga que se convirtió en un afamado anime, del cual tiene dos temporadas y varios ovas. 

Sebastian Michaelis es un mayordomo fuera de lo común, no sólo por su destreza y su ingenio, sino porque es un demonio que está al servicio de Ciel Phantomhive, un chiquillo que ha vendido cara su alma para conseguir desvelar el misterio del asesinato de sus padres. 

Ciel Phantomhive es un chico lastimado por la muerte de sus padres, que ha olvidado como ser un niño común e intenta que nada le lastime. Se ha convertido en un adulto en pequeño tamaño, un adulto sin ilusiones y con una única motivación: la venganza. 

Grell es un Shinigami, Dios de la Muerte, que está en este plano por diversos motivos. Siempre se encuentra tras hombres atractivos, pero sobre todo tras Sebastian del que parece enamorado. 

Este es un fanfic dedicado a Macarena, Tania, Eli, Claudia y Kiseki. 


He decidido dejarlo inconcluso, con un final abierto ¿Conseguirá Sebastian arreglar el entuerto? ¿El muchacho comprenderá que el demonio se ha visto fascinado por su persona y que si no le ha dicho nada es para no lastimar? ¿Qué ocurrirá con Grell? Pues, esto es sólo el primer capítulo, de los dos que deseo ofrecerles como regalo. 




Un trato fallido


Alzaba el arco de mi violín tras una dura jornada como mayordomo en la mansión Phantomhive. Ciel cada vez era más exigente, me provocaba para que arremetiera con él, la tensión cada vez era más creciente y en ocasiones debía guardar mis deseos de responder a sus celos con una sonora bofetada. Era un niño malcriado que deseaba a todos a su alrededor.

Hace seis meses cometí el error más importante en todos mis siglos de vida. Me encontraba en la biblioteca arreglando algunos tomos que empezaban a verse desgastados y maltratados. Cuidaba con mimo el cuero de la nueva encuadernación que aplicaba con delicadeza. La tinta dorada estaba a un lado con el pincel humedecido. Eran libros de viejas leyendas nórdicas, cuentos de varios escritores ingleses y un libro de poemas que había pertenecido a la difunta madre de Ciel.

Las flores resplandecían en los grandes y altos jarrones que hacía escasos días que fueron regalados a Ciel, o más bien a su mansión. Eran flores campestres de vistosos colores y profundos aromas. Me deleitaba con su belleza cada vez que alzaba la vista, pero en la última ocasión tuve que mirar a Grell enfrentando su estúpida sonrisa de maníaco. Había sentido su presencia minutos atrás, como asechaba a través de la ventana.

-¡Sebas-chan!-gritó agitando sus brazos.

Sus largos cabellos rojizos se movían como serpentinas y sus brazos se agitaban igual que las alas de un ave. Tenía un aspecto curioso, no llevaba su traje habitual sino uno de mujer. Era un traje de seda rojo que caía sobre su cuerpo delgado marcando cada milímetro de su figura, su cintura era ceñida e igualmente su torso que se veía relleno con pechos postizos. La falda si bien era de vuelo y no caía más allá de sus rodillas.

-Márchate, estoy ocupado incluso para arrojarte por la ventana.-respondí regresando a mis labores.

-¿No te gusta el traje?-preguntó apoyando sus manos en la mesa, moviendo sus dedos en círculo.

-No.-dije frunciendo las cejas.-¿Por qué no me olvidas?

-¿Puedes olvidar tú el amor que posees por Ciel?-aquella pregunta fue una puñalada a mi corazón. Alcé el rostro viéndolo con cierta seriedad intentando, en vano, ocultar mi sorpresa.-Sé que lo amas, de no ser así ¿por qué soportarlo?

-Márchate.-repetí deseando que esta vez si lo hiciera.

-No, guardaré mi secreto a cambio que me tomes entre tus brazos.-estiró sus manos hacia mis cabellos acariciando varios mechones entre sus dedos.-Deseo que me tomes aquí y ahora, no volveré a pedirte nada a cambio.

Me alejé de la mesa para aproximarme a él, salí de detrás de esta y tomé su cintura entre mis manos. Aceptaría el trato mientras que sólo fuera una vez. Bajé mi mano derecha hasta el filo de su vestido alzando la tela y deslizando mis dedos entre sus piernas. Rocé con la yema de mi dedo corazón su ropa interior de encaje y femenina. Por primera vez Grell quedó en silencio y tan sólo se escuchaba su fuerte respiración, tan agitado como un virgen.

Bajé su ropa interior provocando que esta cayera hasta sus tobillos, las botas rojas de tacón hacían juego con el vestido y con la prenda que ahora rozaba su cuero. Levanté la tela de la falda y contemplé sus nalgas redondas, firmes y necesitadas. Pude percibir que tan sólo con mis caricias había conseguido cierta erección.

-Ámame.-balbuceó.

Alejé a Grell de la mesa principal de la biblioteca, llevándolo hacia el centro de esta y colocando su torso contra la moqueta borgoña. Su brazos temblaban cuando quedaron pegados al suelo, abrí sus piernas para comenzar a dilatarlo y en ese momento Ciel abrió la puerta de la biblioteca. El ojo que no estaba tapado por su parche quedó extremadamente abierto, el libro que llevaba entre sus brazos cayó al suelo y sus pasos pronto sonarían por toda la sala.

No pude proseguir con Grell, quedé en silencio con el rostro cubierto por una expresión inclasificable. Sentía las caricias de aquel estúpido sobre mi rostro y sus labios contra mi cuello. Tuve que apartarlo golpeándolo contra el suelo, corrí tras mi amo pero ya era tarde. Desde entonces prácticamente no puedo acercarme a él, su ojo me lastima y sus exigencias cada vez son peores. Podré ser un demonio, pero mi corazón es similar al de cualquier mortal.  

1 comentario:

Andariel Morrigan dijo...

Me encanta hermanoooooooo!!!
Para cuando la segunda partee?! Mi lado Grell se impacienta >w<

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt