Kuroshitsuji -Mayordomo Oscuro- es un manga que se convirtió en un afamado anime, del cual tiene dos temporadas y varios ovas.
Sebastian Michaelis es un mayordomo fuera de lo común, no sólo por su destreza y su ingenio, sino porque es un demonio que está al servicio de Ciel Phantomhive, un chiquillo que ha vendido cara su alma para conseguir desvelar el misterio del asesinato de sus padres.
Ciel Phantomhive es un chico lastimado por la muerte de sus padres, que ha olvidado como ser un niño común e intenta que nada le lastime. Se ha convertido en un adulto en pequeño tamaño, un adulto sin ilusiones y con una única motivación: la venganza.
Grell es un Shinigami, Dios de la Muerte, que está en este plano por diversos motivos. Siempre se encuentra tras hombres atractivos, pero sobre todo tras Sebastian del que parece enamorado.
Este es un fanfic dedicado a Macarena, Tania, Eli, Claudia y Kiseki.
He decidido dejarlo inconcluso, con un final abierto ¿Conseguirá Sebastian arreglar el entuerto? ¿El muchacho comprenderá que el demonio se ha visto fascinado por su persona y que si no le ha dicho nada es para no lastimar? ¿Qué ocurrirá con Grell? Pues, esto es sólo el primer capítulo, de los dos que deseo ofrecerles como regalo.
Un trato fallido
Alzaba el arco de mi violín tras una
dura jornada como mayordomo en la mansión Phantomhive. Ciel cada vez
era más exigente, me provocaba para que arremetiera con él, la
tensión cada vez era más creciente y en ocasiones debía guardar
mis deseos de responder a sus celos con una sonora bofetada. Era un
niño malcriado que deseaba a todos a su alrededor.
Hace seis meses cometí el error más
importante en todos mis siglos de vida. Me encontraba en la
biblioteca arreglando algunos tomos que empezaban a verse desgastados
y maltratados. Cuidaba con mimo el cuero de la nueva encuadernación
que aplicaba con delicadeza. La tinta dorada estaba a un lado con el
pincel humedecido. Eran libros de viejas leyendas nórdicas, cuentos
de varios escritores ingleses y un libro de poemas que había
pertenecido a la difunta madre de Ciel.
Las flores resplandecían en los
grandes y altos jarrones que hacía escasos días que fueron
regalados a Ciel, o más bien a su mansión. Eran flores campestres
de vistosos colores y profundos aromas. Me deleitaba con su belleza
cada vez que alzaba la vista, pero en la última ocasión tuve que
mirar a Grell enfrentando su estúpida sonrisa de maníaco. Había
sentido su presencia minutos atrás, como asechaba a través de la
ventana.
-¡Sebas-chan!-gritó agitando sus
brazos.
Sus largos cabellos rojizos se movían
como serpentinas y sus brazos se agitaban igual que las alas de un
ave. Tenía un aspecto curioso, no llevaba su traje habitual sino uno
de mujer. Era un traje de seda rojo que caía sobre su cuerpo delgado
marcando cada milímetro de su figura, su cintura era ceñida e
igualmente su torso que se veía relleno con pechos postizos. La
falda si bien era de vuelo y no caía más allá de sus rodillas.
-Márchate, estoy ocupado incluso para
arrojarte por la ventana.-respondí regresando a mis labores.
-¿No te gusta el traje?-preguntó
apoyando sus manos en la mesa, moviendo sus dedos en círculo.
-No.-dije frunciendo las cejas.-¿Por
qué no me olvidas?
-¿Puedes olvidar tú el amor que
posees por Ciel?-aquella pregunta fue una puñalada a mi corazón.
Alcé el rostro viéndolo con cierta seriedad intentando, en vano,
ocultar mi sorpresa.-Sé que lo amas, de no ser así ¿por qué
soportarlo?
-Márchate.-repetí deseando que esta
vez si lo hiciera.
-No, guardaré mi secreto a cambio que
me tomes entre tus brazos.-estiró sus manos hacia mis cabellos
acariciando varios mechones entre sus dedos.-Deseo que me tomes aquí
y ahora, no volveré a pedirte nada a cambio.
Me alejé de la mesa para aproximarme a
él, salí de detrás de esta y tomé su cintura entre mis manos.
Aceptaría el trato mientras que sólo fuera una vez. Bajé mi mano
derecha hasta el filo de su vestido alzando la tela y deslizando mis
dedos entre sus piernas. Rocé con la yema de mi dedo corazón su
ropa interior de encaje y femenina. Por primera vez Grell quedó en
silencio y tan sólo se escuchaba su fuerte respiración, tan agitado
como un virgen.
Bajé su ropa interior provocando que
esta cayera hasta sus tobillos, las botas rojas de tacón hacían
juego con el vestido y con la prenda que ahora rozaba su cuero.
Levanté la tela de la falda y contemplé sus nalgas redondas, firmes
y necesitadas. Pude percibir que tan sólo con mis caricias había
conseguido cierta erección.
-Ámame.-balbuceó.
Alejé a Grell de la mesa principal de
la biblioteca, llevándolo hacia el centro de esta y colocando su
torso contra la moqueta borgoña. Su brazos temblaban cuando quedaron
pegados al suelo, abrí sus piernas para comenzar a dilatarlo y en
ese momento Ciel abrió la puerta de la biblioteca. El ojo que no
estaba tapado por su parche quedó extremadamente abierto, el libro
que llevaba entre sus brazos cayó al suelo y sus pasos pronto
sonarían por toda la sala.
No pude proseguir con Grell, quedé en
silencio con el rostro cubierto por una expresión inclasificable.
Sentía las caricias de aquel estúpido sobre mi rostro y sus labios
contra mi cuello. Tuve que apartarlo golpeándolo contra el suelo,
corrí tras mi amo pero ya era tarde. Desde entonces prácticamente
no puedo acercarme a él, su ojo me lastima y sus exigencias cada vez
son peores. Podré ser un demonio, pero mi corazón es similar al de
cualquier mortal.
1 comentario:
Me encanta hermanoooooooo!!!
Para cuando la segunda partee?! Mi lado Grell se impacienta >w<
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