Violín de París
Adelante, esgrime tu violín como arma,
demuestra tu pasión y húndete en la
amargura.
Mírame burlonamente desde el
escenario,
haz crujir las tablas igual que mi
corazón.
Te amo y te temo, te odio y te
necesito.
Eres mi mayor preocupación y tortura,
el fantasma que camina entre vivos
y que se alza entre las llamas.
Hoy soñé contigo, no como monstruo.
Soñé con el hombre que admiré como
amigo,
compañero de niño y discreto amante
nocturno.
¿Cuándo el vino dejó de tener sabor
para nosotros?
Te amo y te temo, te odio y te
necesito.
Álzate de nuevo ante mi, mírame con
odio
y júrame que me detestas para que
sufra
como dices que yo te hice a ti.
Recuerdo tu nombre y tu rostro,
también la nieve cayendo en París,
los café, la capa de piel de lobo y tu
violín.
Recuerdo todo como si hubiese sido
ayer.
¿Cuándo dejaste de ser mi estimado
para terminar siendo mi ogro? ¿Cuándo? Son preguntas que no
responderás, son palabras que se mueren en el vacío del eco de mi
voz. Tu muerte marcó un nuevo rumbo. Pero si es cierto que ni tu
odio ni tu muerte han hecho que deje de recordarte, de extrañarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario