Alza la vista y verás el baño de
sangre.
Siente el deseo punzante en tu
estómago,
los ojos se deslizaran por su cuello
y tus dientes se enterrarán con
ansiedad.
¡Alzate pequeño y comprende el deseo!
Recuerda que es tu vida o la suya.
¡Y será la tuya! ¡Recuerda eso con
vehemencia!
¡Será la suya! Porque lo has elegido.
No hay sufrimiento para el inocente,
no hay marcha atrás para el culpable,
y tú sólo tienes que ser el dedo de
la Muerte.
Bienvenido ángel de los infiernos,
Príncipe.
Olvida todo lo que has aprendido,
ya no eres más un enclenque humano.
Dile adiós a todo lo que has amado
y abraza ahora tu único destino.
Mi dulce muchacho de ojos amargos
ahora tus labios se manchan de color
carmesí
y tus puntiagudos dientes necesitan la
ofrenda.
¡Una vida por otra! ¡La libertad
sanguinolenta!
¡Alzate! Busca la verdad ahí fuera
y abraza la noche como si fuera tu
madre.
¡Bienvenido al club de los
desesperados!
El sol ahora te odia y nada podrás
hacer.
Gira, brinca, salta, busca y muerde.
Pequeño principito las flores serán
sangre
y el camino hacia ellas será duro,
créeme...
pero la inmortalidad es lo único que
te queda.
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