Odio verde
Violetas carmesí brotaron en tu fría
boca,
tus ojos eran la esmeralda del dolor
y pronto tu lengua fue la navaja de la
amargura.
Lamentos eternos en la madrugada, como
cada noche.
Deja que te bese otra vez.
Dame tus labios para envenenarme.
¡Dámelos! ¿No ves que quiero
callarte?
Ven que te bese para poder irme.
En tu pecho un corazón roto con litros
de alcohol,
en el mío tan sólo la rabia y la
necesidad.
Te amaba más allá de todo lo conocido
y sin embargo yo sólo soy un verdugo
¿verdad?
Deja que te tome entre mis zarzas de
mármol,
te acunaré para que silencies tu
ardiente odio.
Este será el vals de los valientes
desheredados.
Tú y yo caminando sobre un fino hilo
una vez más.
Si vas a abandonarme que no sea lleno
de odio,
porque sé que hoy es la noche donde
nos diremos adiós.
Presiento que me herirás con tus
esferas de vidrio verde
como si yo no tuviese sentimientos.
Deja que explique que hay tras mi
máscara socarrona,
no te apresures a hacer valer tu
sentencia.
El dolor que tú sientes lo siento
yo...
Por favor, escucha mis palabras antes
que me eches.
Seré tu demonio y danzaré con una
sonrisa cruel,
haré mi mejor papel para tu obra.
¡Laméntate de nuevo! ¡Llora un poco
más!
Yo avivaré mis carcajadas contra el
dolor.
Ésta noche es la indicada para
dejarme...
porque soy un caradura lleno de sueños
y he deseado conquistar una nueva
aventura.
Sí, es la apropiada para que me
niegues todo.
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