Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 23 de enero de 2013

Ícaro de sangre



Dedicado a la hazaña de Lestat en el Gobi
dedicado a su autora


Abrí los ojos y claramente lo vi,
una bola cegadora que me quemaba.
Caía precipitadamente hacia el suelo
y sentí la arena del desierto.

Fue así como comprendí a Ícaro
y de ese modo lo compadecí también.
Fue así como nos fundimos en un abrazo
y pude ver de nuevo sus rayos.

¿Quién llorará por tus alas de cera?
Me pregunté mientras hundía mis dedos en la arena.
¿Quién llorará por tu piel de leche?
Susurraba el viento contra mis cabellos dorados.

Abrí los brazos con entusiasmo,
ascendí al cielo como pájaro
y descendí en un remolino de dolor.
¡Dios! ¡Quería ser tu nuevo ángel!

Fue así como comprendí la vida,
la amé besando su rostro y sonreí fascinado.
Fue así como salí victorioso del Gobi
y desperté entre pieles y mármol.

¿Quién besará tus heridas divinas?
Preguntaste acercándote con los ojos cansados.
¿Quién tendrá misericordia de tu locura?
Escuché mientras me carcajeaba de forma amena.






Abrí los ojos y lo vi... ¡Juro que lo vi!
¡Era Apolo con su carro!
¡Era Ra alzándose en lo alto!
¡Era un campo de fuego en tono cereal!
¡Era el sol! ¡Era el sol en su máximo esplendor!
Y lo amé... lo amé tanto como en su día lo codicié.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt