Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 18 de enero de 2013

Ruega el demonio


Ascendiendo hacia la implacable soledad,
la que cubre el cielo repleto de luminosas luciérnagas,
las palabras de amor que murieron en su sonrisa...
Un demonio de cabellos dorados suplica en silencio.

Sus manos cruzadas sobre su pecho
guardan un amor impuro y pecador,
sus ojos ciegos del color de las violetas
tienen carmín bordeando sus pobladas pestañas.

¡Ruega a la locura que lo cure!
¡Ruega a la locura besos de amor!
Ruega porque que es un maldito pecador.
Y aún así la locura le concede su perdón.

Coqueteando entre los salones de baile,
y entre las fiestas de té de hadas informales,
allí podrás encontrar al demonio de sangre
narrando su nueva y oportuna aventura.

Él sólo quiere ser amado sin importar nada,
de forma egoísta y cruel, como lo haría un niño malcriado.
Por eso esta noche, como las otras cargadas de belleza,
cae de rodillas en el jardín de la fantasía y ruega.

¡Ruega a la locura que lo bese!
¡Ruega a la locura que lo abrace tiernamente!
Ruega porque es un proscrito sinvergüenza.
Y a pesar de su descaro la locura le concede su amor.

La victoria lanza claveles a su paso
y los restantes demonios quedan seducidos
por la arrogancia y la descerebrada pasión que expulsa.
Su osadía no tiene límites, no hay reglas para él.

Entre humanos de sonrisas gentiles lo hallarás,
su belleza es única y su mentira es poderosa.
Lo reconocerás por sus colmillos y corazón de león...
¡Ah! ¡Y él sólo quiere que lo amen todos!

Ruega a la locura por unos ojos de jade...
Ruega por su dulce y excitante aroma en su ataúd...
Y la locura besa su frente rogándole que le siga.
Porque él es el príncipe y él el trébol de su ojal.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt