Tu insaciablemente dolor será mi
dolor,
lo enterraré con vehemencia en mi
pecho
y lo devoraré con deliciosa ansiedad.
Seré el murmullo ronco de la libertad.
Soy la locura con ropas finas,
la propia muerte con rostro de hombres
y pasión de hombre joven.
Te daré el juego que prefieras.
Las negras capas han pasado de moda,
pero los colmillos siguen aquí.
Acogeré tu dolor y lo haré dicha.
Te sacaré de tu angustiosa soledad.
Quiero besar tus labios en la mañana,
hundir mis dedos en tus cabellos
y ofrecerte mi compañía como
recompensa.
Deja que te convenza ésta noche.
Tu dolor será dulce fragancia en tu
alma
a la cual he venido a salvar para
siempre.
En el primer rayo de sol nos
perderemos,
hundiéndonos ambos en la oscuridad.
Tu soledad y la mía se harán compañía
y podremos al fin recorrer el jardín.
Deja que te abrace con ternura,
quiero sentirte aferrado a mí.
Soy la muerte de cabellos dorados,
sonrisa agradable y voz seductora...
Soy la muerte y te daré vida.
Ven conmigo, tengo algo que mostrarte.
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