Te amo, por mucho que lo silencie sabes
que es así. Mis aventuras son emocionantes, pero dejan de tener
sentido si cuando llego a casa no estás. Olvido con facilidad
ciertos detalles y tú eres el único que logras hacerme recordar
todo vivamente.
En ocasiones te he observado leyendo,
caminando a solas por la calle y buscando un libro nuevo en la
estantería de la biblioteca. Si lo he hecho era porque deseaba ver
al hombre que amaba sin la presión de mantenerse firme a mi lado,
sin la mirada amarga por mis sonrisas sarcásticas y mis palabras
problemáticas.
Creo que a veces voy con otras mujeres,
me meto en camas ajenas, y disfruto del sexo sólo para convencerme
que te necesito a ti. Pero eso sólo lo pienso una vez hecho todo, no
antes y ni siquiera durante. Siempre he disfrutado siendo libre,
recorriendo el mundo sin pensar demasiado. ¿A caso olvidas hasta
dónde llegué tras un viaje de algo más de una década? Te encontré
a ti y fuiste algo tan intenso que permanecí a tu lado durante ocho
décadas, en el mismo bulevar, y paseando por las mismas calles.
¿Escribir todo esto ayudará? Lo dudo,
pero al menos me he dicho a mí mismo otra vez que te amo y no pararé
hasta que regreses. Sin embargo, no voy a suplicarte ni a decirte más
que regreses. Creo que no soy de esos amantes que se humillan, con
tan sólo dejarlo saber tengo suficiente.
A veces creo que jamás me creíste cuando te lo dije, ni la primera ni la última vez que lo he dicho, pero es la verdad y este amor está aquí.
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