Dos mundos fundiéndose en uno
bajo la oscuridad más absoluta.
Te encadenaré a mí porque te deseo.
Te haré el sexo más sucio porque te
amo.
Seremos dos volcanes entrando en
erupción.
Deseo acariciar tu fría y suave piel
en ésta noche que parece precipitar con rapidez los minutos,
perdiéndose de esa forma cualquier posibilidad de detener el tiempo.
Sin embargo, cuando toco con la punta de mis dedos tus húmedos y
carnosos labios siento que el reloj se detiene. Tus hermosas
esmeraldas parecen fulgurar con una luz que iridiscente y tus
pobladas pestañas parecen temblar como tu figura.
Necesito despojarte de las escasas
ropas que llevas. Da por hecho que no me importará romperlas,
dejando un rastro de jirones y botones por toda la alcoba. Hoy te
quiero desnudo en mi cama porque yo seré tu único abrigo. Haré que
abras tus piernas para observar mejor tu belleza y entraré en ti sin
importarme nada.
Eres mío y te recordaré donde
perteneces. Soy tu único dueño, el cual se convierte siempre en un
Dios deseoso de su mejor ofrenda. Ya sabes que tienes que hacer. Sólo
cierra tus hermosos ojos, echa para atrás tu cabeza dejando tus
cabellos oscuros arremolinados contra la almohada, clava tus talones
en el colchón, araña mi espalda y engánchate en mis omóplatos,
para entonces liberar tu simiente en un escandaloso orgasmo. Sabes
que deseo y que necesito, así que ahora tan sólo te queda cumplir
tu cometido y hacer que este Dios te bendiga con sus mejores cuidados
y caprichos.
¿Te he dicho alguna vez que amo tu rostro cuando eyaculas? Pareces un ángel perdido en un paraíso demasiado pecaminoso. Tal vez, sólo tal vez, eres un ángel que desciende a los infiernos para que un demonio, a veces cruel, te regale el calor que allí en las nubes no tenéis.
Je t'aime mon cher... dance d'amour toujours
No hay comentarios:
Publicar un comentario