Ódiame por todos los besos que te
debo.
Ódiame por la verdad que callo para
que no llores,
y por la que digo para que sufras.
Ódiame por las peleas absurdas
y ódiame por amarte más de lo debido.
Ódiame hasta que no te queden fuerzas.
Necesito que me odies porque si me
sigues amando te haré trizas. El amor que te ofrezco es peor que la
peor de las heridas. Mi amor es sincero pero quema, es veneno en las
venas y pudre tu felicidad. Aún así te quiero a mi lado, necesito
ver que despiertas y sonríes complacido por un sexo brusco y sin
medidas.
Soy un orgulloso que tan sólo piensa
en su belleza, su bienes materiales y lo hermoso que luces a su
lado... pero el mismo que cuida tus sueños cuando caes desplomado
tras el sexo, quien te acaricia los cabellos a riesgo que despiertes
y me sorprendas, y el mismo que se aleja de ti antes de seguir una
discusión sin sentido.
Y sé que cuando me odies, cuánto más
me desprecies, más te buscaré incansablemente rogando que vuelvas a
mi lado. Nuestro amor no tiene límites y tampoco mis deseos de jugar
al ratón y al gato.
Ámame con todas tus fuerzas
cuando sonría para otros.
Ámame cuando te diga ya no te quiero,
porque cuando cruce la puerta me
arrepentiré.
Ámame por cada palabra no dicha.
Tan sólo ámame.
No hay comentarios:
Publicar un comentario