Me encontraba frente a su puerta con
los ojos clavados en las betas de la madera, instintivamente deseé
abrirla de una patada y verte sentado en tu escritorio observando
maravillado los crucifijos que tanto atesoras, pero me quedé inmóvil
con los puños cerrados permitiendo en las lágrimas bañaran mi
rostro. Mi perro y tu cachorro se encontraban a mis pies, sentados
ambos con la cabeza girada y cierta confusión en sus miradas. Creo
que hacía mucho que no me sentía tan abandonado. La última vez que
sentí ésta punzada en mi pecho fue cuando casi te pierdo.
Sé perfectamente que no estás y que
por mucho que espere que abras no lo harás, sin embargo, quiero ver
tu mirada de sorpresa al verme ahí, desesperado por un abrazo de ti.
Te estás comportando como un completo estúpido, igual que yo. Tal
vez no soy el mejor de los amantes, pero eso no debería importar
cuando tengo sentimientos tan fuertes hacia ti. Decir la verdad nunca
se me ha dado bien, prefería callar o simplemente burlarme mientras
me alejaba. Sin embargo, sabes que cada libro que he escrito ha
estado vinculado a ti, a nuestra hija y a mí. Siempre has estado
presente para mí y es raro sentir éste vacío. Es la primera vez en
mucho tiempo que no sé dónde estás. También es la primera vez en
muchas décadas que huyes de mí.
¿Tanto daño te he hecho para que me
odies así? ¿A caso no significa nada que regrese a tu lado y
aguante tus quejas? No soy un hombre que se quede mucho tiempo en un
lugar, más bien soy un aventurero que encuentra fascinante incluso
los botones de una camisa vieja de un mendigo. Cualquier detalle me
ensimisma y hace que pierda el juicio. Huyo de las presiones, incluso
huyo de mis sentimientos porque los temo. Pero siempre he querido ser
amado, sobre todo por ti. Ahora no siento amor, sino odio y burla.
Y si quieres saber algo, permanecí
quieto suplicando que estuvieras durante una larga hora. Después,
toqué el pomo frío y lo hice girar para ver tu armario abierto,
vacío de cualquier pertenencia, tu cama elegantemente hecha y tu
escritorio sin vida pues ni uno de tus libros se hallaban ahí. Sentí
rabia e ira que me consumieron.
Los perros se arremolinaron a mi lado
ladrando, pero yo sólo atiné a marcharme a mi habitación para
hacer que no había visto nada. ¿No ha sido siempre así? Hacer como
si nada ocurriera y seguir adelante.
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