Melodías difuntas que vuelven a la
vida alzándose en el cielo,
el cual parece un brillante decorado
donde las estrellas
provocan que se vea todo como las
plegarias de una iglesia.
Oh, toma tus manos y junta ambas para
llorar por mí.
Soy un horrible pecador que robo vida
de tus labios
y sonrío con fascinación mientras me
apoyo en tu alma.
He logrado desnudarte mucho más allá
de la piel.
No me has encontrado, pues soy bruma y
caricias lejanas.
Me llamaste ángel y me abriste los
brazos
como Jesús lo hizo acariciando las
astillas de su cruz.
Pronunciaste mi nombre con delicia
antes de caer
y cuando comprobaste que era un demonio
maldijiste.
Cantaré para ti mientras desciendes
como víctima,
te alzas como héroe y caes al infierno
como bendito.
Serás el mártir que todo el mundo ama
y a la vez serás el villano de mi
eternidad.
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