El autor del siguiente fragmento es Nash del Jardín Salvaje. Nash me ha permitido compartir aquí estas palabras y espero que les motiven.
Poesía es la vida.
La vida en cientos de canciones tristes
que toca una orquesta a la que nadie paga, rinde tributo o escucha.
Es el canto de los condenados que viajan por sus calles, ensalzan sus
colores y obvian sus sombras hasta que las observan atraídos.
Entonces, esos viajeros, se sienten conducidos a la miseria en
algunos casos y otros la ensalzan. La mentira está presente como un
tábano que zumba en la conciencia, el cual no muere nunca y renace
cada amanecer hasta que abres el tarro y dejas que respire la verdad.
Esa es la vida. Una vida ensalzada en
pasos, verdades, mentiras, fantasía, sueños cumplidos y derrotas.
Las victorias se saborean, pero no se tienen presentes demasiado
tiempo. En cambio, cuando pierdes algo, o crees que no podrás
encontrar jamás solución a tus problemas, lo recuerdas día tras
día sintiéndote desafortunado.
A veces, te miras al espejo y te
preguntas cuántos años no te mirabas directamente, sin tener que
cepillarte el pelo, lavarte los dientes o adecentar tu rostro ante
personas que quizás siquiera te miren una fracción de segundo. Ves
arrugas que antes no estaban, líneas de expresión que demuestran si
has llorado o reído, ojos cansados quizás porque no has pegado ojo
en toda la noche pensando en problemas que quizás tengan una
solución más cómoda, segura y fácil que todo el revuelo que estás
formando y por supuesto, sin olvidarnos, de algún rasguño que
creías que ya había cicatrizado. Estás ahí de pie, frente al
espejo, tocando con la punta de los dedos tu piel y ves como la
juventud se va consumiendo y que la vida se escapa.
Todo tiene un precio, según muchos, y
ese precio es que la llama de la vida consume la vela. Por lo tanto
¿por qué no vivir sin perjuicios? ¿por qué no salir a la calle
luciendo una sonrisa y el pelo revuelto? ¿por qué no tomarse un
tiempo para perderse por libros que siempre se han querido leer,
caminar por la playa en un atardecer o ir a bailar hasta las tantas a
tu tejado? Sólo por una noche sentir que no eres un peón, ni un
borrego y tampoco uno más. Un tiempo para ti, lejos de las
preocupaciones, para luego regresar, escribir y reflexionar.
La vida es tiempo para uno, para los
que amas y para aquellos que deseas ser. Tú eres un individuo y como
tal tienes a cientos a tu alrededor, porque eres social pese a tu
timidez. Porque todos somos algo tímidos. Muchas veces no nos hemos
atrevido a ser nosotros y hemos pretendido ser más formales, menos
extraños y finalmente enjaularnos en un sentimiento vacío.
Hay que ser uno mismo, sin miedo y
aceptando los riesgos. Aquellos que te amen sabrán valorarte,
comprenderte, escucharte y tomar un tiempo para pasarlo contigo como
tú mismo harás porque disfrutas de su compañía. Esos que no
toleran tus cambios, éxitos o simplemente lágrimas por puro coraje,
aunque sea tan sólo por unos minutos, no merecen tu aprobación,
respeto y tampoco tu amor.
Cuando quieras algo no esperes a que
otros lo sepan. Habla con las personas, muévete, involúcrate y si
quieres saber realmente de alguien, o tener algo a tu alcance,
demostrarás que te interesa y terminarás alzando los puños,
golpeando con fuerza y agarrando el sueño antes que se esfume.
No olvides que la vida es poesía.
Algunos poemas son muy cortos, otros son letanías y varios son
versos sueltos. No olvides que debes vivir cada segundo como si fuera
el último, disfrutarlo con quienes realmente demuestran que merecen
la pena y aquellos que no merecen siquiera una mirada, esos que se
pudren por dentro, suéltalos porque es posible que quieran que tú
acabes en su foso.
Bienvenidos a la vida, tomen asiento,
papel y lápiz para poder escribir una lista de cosas que ya se han
hecho y no una de esas de cosas que se desean hacer pero nunca se
hacen. Toma metas, vigila tus riesgos y aplica tu pasión en aquello
que te haga realmente feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario