Mi verdadero ser
by Armand
En ocasiones ves como toda tu vida
cambia de una forma monstruosa. Aquello que tenías planeado se
derrumba como un castillo de naipes ante tus ojos quedándote con una
carta, la de menos valor, entre los dedos de tu mano. Piensas huir,
pero no sabes hacia donde porque tu vida se convierte en un infierno.
Lo único que queda es soportar el castigo por los días felices y
ser fuerte para aceptar una flagelación por un recuerdo amable. Los
recuerdos buenos, esos que deberían perdurar para siempre, se hunden
en el lodo y sólo queda dolor que te transforma y hace perder los
papeles.
Así es como me convertí en lo que
siempre he sido y siempre seré. Un animal solitario lleno de heridas
y sin nadie que le ofrezca el suficiente consuelo. El amor no está
hecho para mí, aunque lo desee. Me he convertido en un monstruo y no
me da vergüenza admitirlo.
A pesar que la melodía del piano junto
al pasar las páginas de un libro me aquieten no significa que mis
ojos se vuelvan cálidos, sino que tal vez el grotesco ser que soy
esté aguardando a tomar forma y atacar de nuevo.
¿Quién dijo que los ángeles son
bondadosos? Puede que el dolor del sufrimiento ajeno los haya vuelto
locos o puede que el peso de sus alas, así como la condena de la
humanidad eternamente enganchada en sus pulcras manos, los conviertan
en asesinos brutales que se lleven consigo sueños, esperanzas y la
vida misma.
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