Avicus
A mi amante
EL JARDÍN SALVAJE
Suaves y cálidos besos los tuyos
tan cálidos como el amanecer
con su astro rey matándonos a todos.
Te convertiste en el centro del mundo.
Suaves y cálidos sueños los míos
que florecieron cuando empezó a nacer
este amor convirtiéndote tú en mi
edén.
Suavemente recostada en el diván
esperando que regresara de mi guerra
contra mis estúpidos sentidos morales.
Surgiste como manantial de deseos.
Tan dulce pecado es besar tu frente
como tentarte en las noches a ciegas
después de beber de los ríos
mortales.
Espuma de mar son tus ropajes de seda
y el oro de tus pulseras son trigo y
centeno
mientras que tus pies de mármol están
desnudos.
Tú eres la única religión que poseo.
Seducción mortal son tus ojos
profundos
y tu boca de labios rosados es veneno
que cuando posan los míos quedan
mudos.
Te amo más que a mí mismo, lo sabes.
Conoces todos mis secretos y pecados
y aún así me miras como si fuera
inocente.
Dame un beso de nuevo, sólo uno.
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