Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 22 de octubre de 2013

Conversaciones pendientes

Había comenzado la época de lluvias nuevamente en New Orleans. Era una ciudad hermosa cuando brillaba el sol, pero cuando llovía tenía una nostalgia única que la hacía cubrirse de un hermoso murmullo contra las viejas tejas de las mansiones más antiguas, los muros de las nuevas viviendas que se adaptaban a una ciudad bulliciosa y al asfalto empapado por el cual se deslizaban a duras penas algunos automóviles. La mansión estaba desierta pues había pedido que sólo los operarios, los cuales se estaba encargando de cada detalle decorativo para la fiesta de Halloween, se quedaran junto conmigo y David.

David a penas salía de la biblioteca enfrascado en viejos escritos, recordando su pasado como si fuese un viejo tullido, y observando la lamparilla metálica que iluminaba lánguidamente sus manos sobre los documentos que no estaban informatizados. Los grandes archivos de Talamasca estaban cayendo uno a uno lejos del misterio y él los recordaba con cierta ansiedad. Contactaba con Yuri haciéndole creer que era un secretario suyo y que por añoranza deseaba recordar sus años en la orden. Atreviéndose a desobedecer, y por amor aún a Aaron, había entregado a David los archivos que ambos habían realizado cuando eran jóvenes y todo parecía posible.

Cuando fui a buscarlo no se encontraba ni en la biblioteca, la cual estaba siendo decorada con telarañas y diversos artilugios de bromas macabras, ni en su despacho o salones aledaños a su habitación. Al quedar frente a la gruesa puerta de su alcoba llamé con los nudillos, pero nadie contestó, sin embargo sentí su presencia tras la puerta y decidí girar el pomo.

Estaba empapado y recostado, con las mismas ropas que había echado a perder bajo la turbulenta lluvia, sus cabellos se encontraban pegados a su frente y sus manos se hallaban sobre el colchón. Cualquiera creería que estaba muerto, aunque vivo no es la palabra exacta que puede definirnos.

Me crucé de brazos apoyándome en el marco de la puerta y le eché un vistazo rápido a su posición. Era algo que había vivido en carnes propias. Convertirme en una estatua de cera por la presión y el dolor, así como el miedo a lo desconocido. Sin embargo, él conocía bien la la soledad y debía encajar la derrota de alguna forma más heróica.

-Si te sirve de consuelo Mona tampoco me habla-dije para romper el hielo-Intentó seducirme nuevamente después de éste desagradable acontecimiento-realmente, habíamos tenido más que palabras tiempo atrás cuando ellos eran pareja pero jamás se consumó nada y cuando sucedía me arrepentía más por Rowan que por David. Quizás era mi venganza por las noches en las cuales le había escuchado retozar con quien creía mi único amante, mi compañero, mi Louis y el suyo al fin de cuentas-Es una Mayfair. Los Mayfairs son orgullosos-expliqué caminando hacia él echando mi melena leonina hacia atrás con mi mano derecha, mientras la izquierda deseaba desabrochar los escasos botones de mi chaqueta turquesa en una tonalidad oscura- David, por favor...

-Vete- su voz sonaba ajada como si el paso del tiempo la hubiese destrozado y nada de esa juventud aparente quedara- Déjame solo.

-¿Para qué? ¿Para que te consumas por una mujer?-pregunté agarrándome a una de las columnas del dosel- Dime ¿para qué? Rowan es la mujer de mi vida, es cierto, pero ¿es Mona la mujer de la tuya? Recuerda que sólo te obsesionas pero ¿encuentras el amor real?

-Conocí el amor real con ella-reprochó.

-Conociste la felicidad, pero no el amor real. Ese amor entregado, ardiente, que te arranca cualquier pensamiento y te hace cometer locuras. He cometido más locuras en éstos años que en los siglos que he estado viviendo. La mayor de todas fue casarme y mírame, lo hice. Sé que ir caminando por las selvas, corriendo aventuras en mi descapotable y cantar la Traviata en pleno Vaticano pudieron ser contadas como grandes locuras de éstos años pero ¿no es mayor aventura el matrimonio?-interrogué carraspeando- David, mi amigo.

-¿Cómo puedes llamarme amigo? ¿A caso no estás siendo cínico?-se incorporó clavando sus codos en el colchón.

-No-susurré negando con la cabeza jugueteando con las cortinas.

-Olvida que existo ¿quieres?-se giró hacia el lado contrario y se tapó la cabeza con la almohada.

-Se supone que el inmaduro soy yo-comenté sentándome a su lado esperando alguna respuesta.

Sentí como la almohada me golpeaba la espalda y él se incorporaba acomodándose elegantemente la corbata. Se inclinó hacia delante apoyando los codos en las rodillas y así, flexionado hacia delante, me miró girando su rostro y sonrió con aire melancólico.

-He recordado a cada uno de mis amantes. Algunos no los conociste. Me enamoré de un joven que Yuri conoció en sus peores momentos, más bien ellos últimos. Nunca me había enamorado así de ningún hombre o mujer, pero él murió tras contraer una terrible enfermedad. Aaron me dio la noticia- paró entrelazando sus manos dejándolas bajo su mentón mientras bajaba sus párpados para volver a mirarme- Pocos meses después conocí a Merrick. Te juro que jamás me sentí tan tentado ante una niña. Era una niña y no una mujer, sin embargo su sutil silueta femenina me excitaba. Me sentí culpable durante muchos años hasta que me apoderé de ella cuando aún era joven y yo prácticamente un anciano. Besé sus labios y terminé contaminado. En ese momento conocí el verdadero significado de perder la cabeza por alguien. Pero ya sabes como era de tortuosa la relación y decidí cortar por lo sano. Al transformarme en vampiro la busqué y deseé como un chiquillo y ella me concedió todo. Ya después de la muerte de Aaron, el cual sabía mi amor por ella, y después que me dijera mil veces que jamás me aproximaría a ella- guardó silencio y suspiró para incorporarse caminando por la habitación.

-¿Y? ¿Mona qué ha sido?-pregunté cruzando las piernas con gesto elegante para luego recostarme levemente sobre el colchón, apoyando los codos sin importarme en exceso el sentir la humedad de la colcha- ¿Qué fue?

-Un ángel. Un misterioso ángel lleno de perversión, pasión y deseo. Me dejé guiar por la ilusión que sus ojos verdes me transmitían y olvidé mi pasado. Olvidé todo lo que era. No quise recordar a ninguno de mis amantes porque quise amarla a ella sin comparaciones absurdas- se encogió de hombros y se giró-Eso provocó que hoy se casara con Tarquin ¿lo sabías? Mi divorcio ha sido más rápido que los preparativos para la boda. Tardé un mes en darle una boda especial y ella en días se ha casado, abandonado el lugar donde nos amamos y echado a la basura cada recuerdo junto a mis esperanzas.

-Algunas mujeres son así de vengativas. Aunque te diré algo que no te sorprenderá- dije incorporándome del mismo modo que él para quedar de pie, frente a frente, y con una sonrisa sincera en mi rostro-¿No lo adivinas?

-¿Qué debo de saber?

-Mona sólo se ama a sí misma. Ella quiere que la amen mientras que no comprende el amor por todo lo vivido. No sabe amar. Sólo sabe cuidarse a sí misma porque el mundo no le dio oportunidad de sentir la calidez de una familia. Evelyn la quería, es cierto, y ella pasaba horas hablando con ella pero ¿eso era suficiente para una niña? Creo que quien más amor le dio en esa casa de la calle Amelia fue su ordenador- la expresión de David cambió de una hundida a otra mucho más calmada- Anímate. Ésta vez no ha sido posible pero ¿quién dice que tú no conseguirás tu amor? He tardado siglos, he vivido apasionadas historias de amor que no me han traído nada bueno y ahora me encuentro vivo, con energías para dar fiestas y hacer mil locuras. Igual te sucederá, pero sólo tienes que remontar.

-Haré mi esfuerzo-confesó antes de rodearme entre sus brazos mientras yo suspiraba- ¿Qué ocurre?


-Me debes mil dólares que es lo que cuesta exactamente la ropa que acabas de estropearme.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt