Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 23 de marzo de 2014

Última conversación

Recuerdo perfectamente nuestra última conversación. Aún hacía frío. La primavera no llegaría hasta pasado un mes y New Orleans vivía una pequeña ola de bajas temperaturas. A pesar de todo estábamos en el jardín. Te había descubierto caminando de un lado a otro, acariciando algunas plantas y dejando tus manos en los troncos de los retorcidos árboles que esperaban la llegada del buen clima. Tus enormes ojos grises parecían fieros y tiernos, como antaño, y pensé que podría correr hacia ti, quedarme entre tus brazos y apoyar mi cabeza en tu pecho.

Te pedí con un simple gesto que nos sentáramos en uno de los bancos. Tu expresión era seria y firme. Tenías la mandíbula apretada, tus ojos perdidos en la lejanía y sus hombros parecían tensos. Todo tu cuerpo parecía tenso. Sin embargo yo me refugié en ti.

—Ya no eres un niño—te quejaste al ver que te abrazaba.

—Lo necesito—respondí.

—Eres un sentimental—dijiste al apartarme—. Debería darte vergüenza necesitar a tu madre a tus años—tus manos acariciaron mis leoninos cabellos y dejaron algunas caricias en mis mejillas, frente y labios—. Todo un malcriado.

—¿Por qué te vas? Sé que te irás—fruncí el ceño apretando las manos intentando controlar mi dolor.

—Es necesario—te echaste a reír como si te hubiese contado un chiste, pero no había dicho nada que pudiera arrancarte aquellas carcajadas—. Es el ciclo de la vida. No voy a morir, pero creo que debes caminar solo. Además tienes a esa bruja, los mortales que te rodean, una familia de vampiros y ese perro que está destrozando parte del jardín—soltó otra carcajada negando—. Tú y los animales. Desde pequeño te gustaron. Creo que incluso te gustaban esos lobos que tuviste que matar.

—¡Mojo!—grité furioso al ver que era cierto y él sólo salió corriendo huyendo de cualquier regañina—. Oh, madre... —dije girando la vista y echándome hacia atrás en el banco—. Tener a muchos a mi alrededor no quita que...

—Yo apareceré cuando realmente me necesites, cuando tus fuerzas ya no estén, y en ese momento me verás nuevamente contigo. Si he venido ahora es porque quería ver con mis propios ojos al príncipe de los vampiros. Has conseguido unirlos y eso es un mérito que...

—¿Un mérito? Ha sido un milagro—dije golpeándome prácticamente el pecho.

—Tampoco seras tan egocéntrico—respondiste tocando mi rodilla izquierda y te levantaste—. Amor mío, espero que la suerte no se tuerza y tengas mucho éxito—susurraste inclinándote para dejarme un beso suave en los labios—. Nunca olvides que te quiero. A mi modo, pero te quiero.

—Madre...

Entonces caminaste hacia el sendero del jardín y te giraste para echar un vistazo más. Yo lloraba. No tuve que decirte que te amaba con todo mi ser porque lo sabías. Me sentí igual que cuando me dejaste en el monasterio siendo un niño. Quería rodearte con mis brazos, pero a la vez sabía que era justo y necesario que nos separáramos.

—¡Yo también te quiero, madre! ¡Te amo!—grité cuando regresaste a tu caminata perdiéndote hacia la verja de entrada.  

Lestat de Lioncourt 

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt