Avicus nos sorprende con estas palabras ¿estás preparado a leerlas? Puede ser que las comprenda o puede que ya no tengas remedio.
Lestat de Lioncourt
In the forest of souls you can hear mi
name...
The eternal live, our eternal live.
Do you remember the power of tree?
The warrior is adoration for the
salvation of village...
The mistery of the blood... our
religion.
The silence will be defeat.
He aprendido a soportar sobre mis
hombros el dolor del silencio. La soledad es la única verdad que
debe soportar el vampiro, pues de ella se cuelga el vacío
existencial que, en ocasiones, el silencio de otros como él le
provoca. Pero también he aceptado el ruido de las nuevas ciudades,
los tiempos distintos en los que me muevo y el sabor amargo de la
condena que yace en el fondo de cada alma humana. Las miserias son
más terribles y grotescas en estos nuevos mundos que en antes,
cuando el hombre luchaba por hacerse hueco en el mundo y éste era
peligroso.
Las religiones caen como castillos de
naipes y comienzan otras nuevas, subyugando así a los que comenzaron
a ser libres. Los grilletes ideológicos son más pesados que los
hierros que aún aíslan África, Asia y diversos lugares donde la
tierra se labra gracias al esfuerzo del pobre, el cual no ve siquiera
un trozo de carne en su sopa rancia. La religión sigue manipulando,
usando sus trampas, y provocando que el ser humano sienta temor a
otros. Las grandes empresas están unidas para aprovecharse del
trabajador, su esclavo, y alzarse con la victoria. La democracia no
es más que un invento de camuflar la nueva monarquía y las nuevas
religiones que sólo buscan el dinero de sus fieles.
El ser humano cae en un ciclo vacío,
carente de sentido y emociones. En un lado del mundo sienten la
ansiedad por un nuevo producto que no les arreglará la vida,
mientras tanto en el otro lado sufren necesidades y plagas. Las
ideologías están hechas para dividirnos, pues si se nos divide
ellos vencen. La verdadera libertad no está en aquello que se posee,
en lo material, sino en aquello que hemos olvidado.
He regresado varias veces al viejo
bosque, he tocado el tronco de los árboles que me acompañaron en
mis plegarias, y reconozco que es de los pocos pulmones que pueden
encontrarse aún a salvo de la codicia. Me he abrazado a ellos y he
rezado en mi lengua, mi vieja y proscrita lengua, terminando por
llorar porque todos y cada uno estamos condenados. Los villanos ya no
son sólo ladrones, sino auténticos monstruos con cientos de
cabezas.
Lo único que le queda al hombre es
luchar, pero antes debe educarse y la educación también se está
perdiendo. Pronto no quedará nada. El vacío será mayor. Mi lugar
en el mundo no existe, pero aún así he aceptado que estaré solo y
a veces en compañía de los que son como yo.
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