Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 19 de agosto de 2014

Ophelia y Abelardo

Quinn, mi pequeño hermano, ha crecido en éste mundo pero sigo viéndolo como un joven apuesto que aún no sabe lo peligroso que es lo que le rodea. Siempre tendrá mi mano tendida. 

Lestat de Lioncourt 

Mi existencia se puede resumir en momentos turbios, engaños y oscuridad. La oscuridad siempre me envolvió como una cálida manta, esa que suele arrullar a los niños en plena noche y los deja sumidos en sueños terribles. No existía el placer y el pecado estaba visto como un lecho de espinas, para locos y extraños virtuosos encaminados a los infiernos. Me ataban como si fuera un condenado a muerte, alejándome de todos. Era tan extraño que me ocultaban. Nadie quiere escuchar los desvaríos de un niño con palabras adultas y sinceras. Mis enormes ojos azules veían demasiado y mi mente comprendía tan poco. Pero cuando ella apareció todo encajó a la perfección.

Pude escuchar sus discursos sobre el alma, la vida, la muerte, el paso a otros mundos y la sensación de complicidad cuando me aseguró que él, el monstruo que me atormentaba desde que era un niño, era real. Ella podía verlo a mi lado, con mi mismo aspecto, observándola con desagrado como si fuera a romper la simbiosis en la que nos encontrábamos. Durante años pensé que él era el remedio a mi soledad, pero también sabía que era cierto porque de ser de otra forma significaba que todos tenían razón, que yo estaba loco y que jamás podría ser un miembro válido para la mi comunidad.

He llorado mucho durante toda mi vida, pero no he llorado tanto como cuando me separaron de ti. Sentí que mi alma se rompía cuando me negaron tu mano, igual que el calor de tu cuerpo. Sin embargo, pude tenerte de nuevo y jurarte que lo que sentía sería eterno. Un joven desconoce el poder de sus palabras, pero termina haciéndolo cuando se encuentra frente a frente con el destino. El amor es eterno, como dicen en los viejos libros románticos, del mismo modo que nosotros lo somos. Eternos, imperecederos, y jóvenes por siempre.

Tenemos lo que todos desean. Es como si nos hubiesen dado los misterios del mundo como recompensa. Nos han puesto en las manos el peso de la verdad, lo hemos encajado y caminado por el valle de las sombras conociendo entonces el motivo por el cual la oscuridad nos parecía tan tentadora. He visto contigo las estrellas tantas veces, te he rodeado viendo la luna llena y sentido el agradable murmullo del viento cuando nos mecíamos por los aires. Mi mundo eres tu, nuestro territorio no tiene fronteras y la bondad no existe. Hemos caído en el lecho del pecado, dejado que la sangre se convierta en nuestro diluvio universal y los secretos que nos han dado los más antiguos se queda en nuestros corazones.


Que el fuego de tu pelo siempre me guíe, Ophelia.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt