Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 25 de noviembre de 2014

En paz con mis recuerdos

Si tuviera que elegir un momento de mi vida hubiese elegido mi infancia. Cuando eres niño no aprecias la terrible verdad que se esconde en los altos y anchos muros de tu vivienda. Ves caer la nieve como si fuera un acto mágico y redentor de un Dios que no ves, pero que sabes que debe estar ahí. Especulas siempre con la verdad, bondad y belleza. Crees sinceramente en los sueños. Si bien, cuando te hacen crecer descubres que no hay dios alguno y que la nieve es sólo un acto de la naturaleza.

Mi madre no comprende porque he reconstruido este lugar. Es un enorme castillo en un pueblo que nunca será turístico. Sin embargo, las vistas al campo y al bosque son tan hermosas como las recordaba. Mis ojos crecieron contemplando cada tozo de estos muros, saboreé el aroma del musgo y sentí el sudor en mi frente cuando galopaba entre los árboles disparando contra las distintas presas. Aún puedo escuchar las pezuñas de mis mastines corretear por los pasillos, el ruido del bastón de mi padre, las burlas crueles de mis hermanos y el lento pasar de las hojas de los libros de mi madre. En este lugar tengo recuerdos agradables, pero también aquellos que me hicieron lo que soy. Cuantas más tragedias acontecen en tu vida, tragedias terribles que logras superar, más fuerte eres.

Me he sentado tras escritorio de mi habitación, he colocado las botas sobre el borde de la mesa y he decidido contemplar cada una de las estrellas que bañan el cielo de este lugar. Aún están terminando las obras, pero espero que terminen pronto. Mi madre me ha visitado hoy y ha puesto el grito en el cielo. Dice que malgasto mi dinero, mi tiempo y también mis sueños. Cree que jamás seré feliz si tengo este lastre en mi vida, pero ¿y si es necesario tener un monumento a mis recuerdos?

Necesito tener este lugar del mismo modo que necesité en su día mantener en pie la capilla donde permanecí tanto tiempo, el lugar donde escuché por primera vez balbucear a la voz. Ese lugar es ya mítico. He logrado restaurar ese lugar, ¿por qué no este? Todos merecemos segundas oportunidades, incluso si eres tan sólo un castillo en ruinas perdido en el corazón de Auvernia.

He podido pedir mis tierras como descendiente legítimo. Si mis hermanos supieran lo que he acabado siendo, las aventuras que he vivido, y que este muchacho pálido y enclenque, según ellos, es sin duda alguna el héroe de gran parte de la humanidad... se hubiesen retorcido de envidia, me hubiesen negado la verdad y habrían huido despavoridos. Pero no lo hago como venganza a sus patéticas almas, sino como una forma de hacer las paces. Hago las paces con mi padre, que nunca me quiso, y con ellos, que siempre me odiaron, porque no quiero cargar ese lastre. Creo que llegó la hora de poner punto y final a mi pasado irguiendo algo tan hermoso como este magnífico castillo.

Ayer nevó. Todo se cubrió de un manto hermoso y blanco. No creo que Dios estuviese tras este fenómeno, pero mi alma se sintió igual que la de aquel niño que miraba asombrado las primeras nieves de su vida. Al menos, las primeras nieves que pudiese recordar. Esas que trajeron cierta belleza a un mundo en el cual la belleza no tenía lugar.


«El mundo puede ser magnífico, por eso no hay que tener rencor hacia los recuerdos. Cada acto del pasado nos hizo ser quienes somos. No hay que acumular odio, sino lecciones.»

Lestat de Lioncourt

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt