Una de las últimas cartas que escribió Khayman antes de morir. Pobre amigo. Él se fue. Si bien su recuerdo sigue vivo.
Lestat de Lioncourt
Si logras leer esta carta es porque ya
no estoy. He desaparecido. Posiblemente estoy descansando al fin de
tanto que he visto. No te entristezcas por mí. No vale la pena
derramar una lágrima por este viejo guerrero. Si lees esto, Jesse,
mi vida ha merecido la pena y Maharet, mi amada Maharet, ha cumplido
su palabra.
Hace tiempo que no logro soportar una
sola noche. Los días son largos e increíblemente amargos. No logro
descansar. Hay una voz que me intenta seducir. Creo que sé quien es.
Él ya me atacó una vez y esta vez no permitirá que me vaya en paz.
Tranquila. No debes temer. Nunca haría daño a mi descendiente más
directa. Te ruego que no vengas.
Han ocurrido cosas tan terribles. El
mundo ya no es seguro. Aléjate de mí. Deja que me pudra viendo
viejos vídeos musicales de Lestat, escuchando canciones y la voz de
ese joven vampiro dando indicaciones a los que le escuchan. Sólo
preciso eso. No quiero que me salven. No es una carta de ruego, sino
de libertad.
Me despido de ti con todo mi amor.
Deseo que pienses que viví feliz. He tenido todo lo que un hombre ha
deseado. Me han amado, respetado, cuidado, escuchado y he compartido
mi sabiduría. Me siento dichoso. Soy un vampiro que ha vivido como
un buen hombre. Las guerras y sus heridas, el dolor que transporté
durante siglos, se ha desvanecido. Alcancé la felicidad, pude
tocarla con mis dedos y abarcarla con mis brazos. La dicha fue
superior a la tragedia.
Siempre os amaré. Amaré a todos.
Quiero que hagan lo que mejor crean conmigo. No permitan que haga
daño a quienes he querido y protegido. Mi muerte tendrá sentido. Es
inevitable.
Un eterno y cálido abrazo,
Khayman.
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