Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 10 de marzo de 2015

Mi peor pupilo

Oye, se agradece, Marius. Todo esto se agradece. Sin embargo, no sé si es halago o crítica ¿o qué?


Lestat de Lioncourt


Entre las maravillosas esculturas, libros amontonados y monstruosos frescos de mi vivienda, alejado de todo y todos, recuerdo su cuerpo esbelto y sus ojos grises tan llamativos. Poseía la fuerza que yo había perdido, tenía una mente fresca y un espíritu rebelde perfecto. Quería moldear su alma, acariciándola con mis largos y marmóreos dedos, pero me equivoqué. No podía controlar a la bestia que yacía en su interior, tan despierta e inquieta, que estaba a punto de lanzarse en mi contra.

Recuerdo vivamente el tono de su voz, las pausas dosificadas de sus palabras, el acento de cada una de ellas y lo agradable que fue alejar la soledad por unas horas. Había elegido a ese jovenzuelo, que apenas comenzaba a comprender la pesada carga de la inmortalidad, con la ansiedad de un padre sin hijos. Estreché su cuerpo joven y puro, besé su rostro y deseé que terminase brillando en medio de la oscuridad. Sin embargo, él ya lo hacía.

Del mismo modo que me enfrenté a las reglas impuestas, él lo hizo. Tomó conciencia de quien era y sus deseos. No podía usarlo como una marioneta, ni ayudarle a manejar sus emociones. Él era desafiante, temerario y lo demostró. Bajó donde se hallaban Padre y Madre y los animó como jamás los había visto. Sentí rabia. Creo que jamás me había sentido tan colérico. Tuve celos. Admiro que fueron unos terribles celos que no pude controlar. Aunque creo que jamás deseé hacerlo. Pedí que se fuera y permití que el dolor agujereara mi alma.

Décadas más tarde lo vi dando aullidos en la televisión. Los inventos modernos siempre llamaron mi atención, pues podía lograr desarrollar nuevas formas artísticas. La música sonaba continuamente en mi vivienda, como lo hizo más tarde su voz frente a Akasha. Ella despertó y yo casi muero, pero sobreviví. La ira de la mujer que amaba, el vampiro más antiguo, casi arrasó con todo lo que yo amaba.


Lestat es como una pintura. Cuando comienzas no sabes cómo será, pero poco a poco vas vislumbrando su verdadero espíritu. Sólo su autor puede decir cual es el trozo de su alma que ha dejado allí, como una huella imposible de borrar, pero todo aquel que ve la obra puede comprender parte de su amor, pasión, miedos y fracasos. He seguido cada uno de sus pasos. Afirmo que detesto ser comparado con él, pero puedo ver en su fuerza y curiosidad algo que aún vive en mí. Sólo espero que el peso que cae ahora sobre sus hombros, uno mayor al que cualquiera pudiese soportar, no aplaste sus deseos de seguir luchando.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt