Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 24 de abril de 2015

Apreciado imbécil

La carta pidió que me la enviaran, pero no sucedió así. Eleni me la entregó hace poco. 

Lestat de Lioncourt


Apreciado imbécil:

Crees que puedes vencerme olvidándome en la oscuridad en la cual me aislaste. Te convertiste en mi peor pesadilla. El silencio se propagó y convirtió en un páramo las encantadoras palabras que una vez me ofreciste. Me transformé en un esperpento que agitaba los brazos, te escrutaba como un cuervo y se alimentaba de tu sombra. Siempre a tu sombra. Nunca me diste un lugar idóneo. Permitiste que ambicionara la luz de tu mirada, pero tus ojos no estaban dispuestos a ser únicamente para mí. Por eso, ahora desde la lejanía, te crees con el derecho de dominarme y rogar a otros que me derroten en mis osados deseos. Tú que te marchaste. Tú que me dejaste. Tú que rompiste reglas. ¿Quién eres tú para darme órdenes? Te has convertido en cenizas en mis recuerdos más retorcidos. No me incites matalobos, pues puedes perder algo más que la vida.

Llámame loco. Enciérrame junto al desdichado ángel que me escruta como si fuera un insecto. Sin embargo, no lograrás olvidarme y sobre tus hombros pesará el crimen de no haberme amado como debías. Yo lo di todo por ti, pero yo era sólo una piedra en el camino. Jamás me concediste la oportunidad de ofrecerte la felicidad, el camino hacia el sol como si fueses Ícaro, pues para ti no era más que una marioneta que contemplar en la vitrina. Sólo me usaste. Jugaste conmigo en contadas ocasiones y yo bailé para ti pensando que por siempre sería tuyo. ¿Y ahora qué soy? Sólo recuerdos, ¿no es cierto? Un recuerdo y un lastre abandonado en París. Me odias porque la fuerza que poseo es la rabia y el veneno. Yo también te odio porque jamás pensaste en mí primero. Sólo en ti, en tu madre y en la grandeza de la sangre que no querías compartir. Púdrete. Ojalá el sol te bañe como deseabas, pues así quizás te destruya y yo consiga un poco de paz.

No vuelvas a escribirme. No me busques. No insistas. Tú sólo eres un patético muchacho que solloza ante su madre, busca sus faldas y ruega porque no se marche de su lado. Ella es mucho más importante que tú mismo. Eres un idiota. Un imbécil. No vales nada. Ni siquiera vales lo suficiente para sostenerte en pie y ser apreciado por tu belleza. Vivirás a la sombra de una mujer tan fuerte que no te necesita. Tan idiota como yo que viví a la tuya pensando que sería feliz de ese modo.

De ilusos y soñadores están los campos santos llenos, pero yo me he convertido en un demonio y estoy danzando en el teatro. No te necesito mientras tenga el violín. No preciso de tu amor si el arte me llama. Las musas son mías y no tuyas. Olvídame si puedes, pues llegado el momento yo desapareceré convertido en un fantasma.


París 1789

Nicolas de Lenfent  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt