Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 24 de abril de 2015

Sigo siendo el mismo pese a todo.

Sentí que debía desaparecer sin dejar rastro. Necesitaba hablar conmigo mismo y los eternos silencios. Quise contemplar la huella que había dejado en el mundo, comprender mis deseos más internos y rememorar los sueños de juventud que quedaron truncados. Caminé por lugares que jamás hubiese sospechado que mis pies pisarían, contemplé el mundo derrumbándose una y otra vez, suspiré por los deseos más inocuos e inocentes que jamás trascendieron más allá de mis sueños y descubrí que ya no quedaba la esencia real de la belleza. Quería recuperar ese concepto, pero me encontraba perdido.

Quedé devastado. Mis últimas correrías pasaron factura a mis pesadillas. La lógica quedo aplastada por las sensaciones y emociones. Juré que había visto cosas imposibles, creí tocar las puertas del cielo y tocar la campana de los infiernos. Busqué refugio en la música y hallé, como no, nuevamente el rock como hilo conductor. Mi furia, mi rabia, mi risa irreverente y mis guiños de amante ocasional quedaron reducidos a silencio, pensamientos y reflexiones tan extrañas como terribles.

Una voz me calmaba. Alguien ahí fuera me buscaba. Sin embargo, sonaba como un viejo amigo. Deseaba que no parara, pero a la vez me irritaba. Decía conocerme bien, pero yo desconocía de dónde provenía. Me sentía como un barco de papel en medio de una tormenta en mitad del mal. Sabía que zozobraba y que el vampiro que yo había sido, el monstruo que era, estaba siendo usado como si fuera una marioneta. Mis viejos libros, las memorias de otros tantos y el reducto de informes que David me dejó leer, iban y venían a mi mente. La palabra «belleza» me taladraba el cerebro junto a un balbuceo fugaz en miles de idiomas.

Creo que he llorado más que nunca. Me he sentido completamente derrotado. La miseria de mi vida se acumuló como cartas no leídas, pero que amarilleaban y pedían ser respondidas. Entonces, de buenas a primeras, me vi de nuevo en acción. Tuve ideas locuaces, insensatas y temibles. Me alcé como un coloso. Exhibí mi irreverencia y decidí malgastar mi tiempo en una tarea que podía conducirme a la muerte. Era eso. Deseaba eso. Saber que podía morir. Tener conocimiento de una muerte terrible y seguir vivo. Quería llegar al límite que creí que ya había cruzado. Esa sensación de peligro me daba la vida.


Ahora camino por los viejos bosques que una vez me vieron crecer, dar mis primeros pasos y tropiezos, mientras pienso en todo lo que he vivido. Aguardo el momento de poder contaros de nuevo todo lo que estoy viviendo y los conocimientos que he adquirido. Me llaman príncipe, pero yo me siento el mismo rebelde sin causa. Aunque asumo que el poder me sienta bien, aunque prefiero no tener que imponer normas porque me encanta quebrarlas.

Lestat de Lioncourt  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt