Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 15 de abril de 2015

Odio

Claudia nos odiaba, pero nosotros seguimos amándola. Somos sus padres. Un padre siempre querrá a su hijo pese a quien le pese, aunque a quien más le pese sea al propio hijo. 

Lestat de Lioncourt


Todos los admiran como si fuesen perfectos. En ellos ven la elegancia de un viejo estilo, unos modales que poco a poco se van desvaneciendo como el viejo sabor colonial, que les provoca cierto revuelo en el corazón. Los contemplan desde la lejanía absortos en sus ojos criminales, los cuales poseen luz propia en la oscuridad. Caminan lentamente por las calles, apoyados en sus elegantes bastones, mientras hablan de teatro, música y cualquier tema de actualidad. Visten según la moda de París, pero con un toque clásico que les hace ser irresistibles. Tienen la apariencia de jóvenes caballeros bien educados, pero también la de hombres maduros que harían cualquier cosa por mantener su nivel de vida. Peligrosos y atractivos.

Louis siempre parece absorto. Creo que tiene sus propios problemas. Se siente perturbado ante Lestat. Cae a sus pies y ni siquiera se percata. Desea que le abrace y bese, del mismo modo que las parejas de las populares obras que leemos juntos ocasionalmente, pero éste está hundido en su perorata mientras habla de los viejos tiempos, los avances y la construcción de nuevos ferrocarriles, puertos y negocios a lo largo y ancho del país. Habla de todo como si él tuviese cierto poder sobre esas empresas, lo cual no sé si es cierto o sólo una apariencia, mientras Louis le mira con ojos soñadores esperando tener algún halago por el acierto de su chaleco. Son encantadoramente estúpidos.

Camino a su lado. Mis pequeños pies envueltos en diminutas botas, limpias y hermosas, me recuerdan que sigo siendo una niña. La muñeca que aferro tiene mayores atributos femeninos que mi joven y tullido cuerpo. Tengo las mejillas sonrojadas por la sangre que he arrebatado a un pobre idiota. Mi vestido de tul azul, con ese encantador lazo en la cintura, dulcifica aún más mis rasgos. Tengo el cabello recogido en diminutos recogidos, los cuales tienen cintas similares al color del vestido. Louis no me ha cargado aún, cosa que me disgusta, mientras me habla cómplice de los sueños que no se atreve a contar directamente a Lestat.

Muchos darían cualquier cosa por ésta vida. Sin embargo, yo hubiese dado cualquier otra por haber proseguido desnutrida, aferrada al cadáver de mi madre y llamando agónicamente a mi padre. Hubiese sido más decente. Me han convertido en un ser incapaz de amar, lleno de odios y deseos que no podré cumplir. Cada año que pasa es aún peor. Además, siempre me recuerdan mi trágica historia con una muñeca. Dicen que es “mi cumpleaños”, pero yo sólo veo una fecha maldita en el calendario...


Algún día seré libre. Tal vez sólo en unas noches. Quiero pensar que podré librarme de ésta carga. Algún día... tal vez mañana.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt