Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 3 de mayo de 2015

Amor de padre

El amor de Louis es incondicional. Yo me siento agotado. Hice mal con Claudia, pero intento que no sea así con Rose.

Lestat de Lioncourt


“Te he mirado durante muchas mañanas. Dormías profundamente. Te acurrucabas contra mi pecho y decidías olvidar el dolor de saberte maldita. Eras como una muñeca. Tus pequeños dedos jugaban con mis ondulados cabellos negros. Eras vida dentro de las tinieblas. Mi dolor se evaporaba. Me comportaba contigo como un padre, pero con el amor de una madre. Un amor incondicional.”

Cualquier padre me comprenderá cuando digo que mi amor era superior a sus desprecios, lágrimas y quebrantos. No me importaba ver el odio transformando su pequeña carita de ángel. Esa cara que tomaba entre mis manos, secaba las lágrimas y me perdía en sus ojos claros diciéndole que la amaría siempre, que jamás dejaría de ser mi corazón y la única cosa a la cual me ataba la vida. Una vida en la muerte. Una muerte dulce y terrible que provocaba que me obsesionara con la sangre, la belleza de la danza de una vela y la literatura romántica. Me perdía en los libros y poesías que compartíamos, ella tocaba el piano y yo me sentía animado. Olvidaba los lloros y las pataletas, también sus deseos perfidos de matar a nuestro creador. Lestat era algo más que mi hacedor. Él era mi compañero, mi amigo, mi único guía y el amor que le tenía era inmenso. Siempre oculté ese amor. Intentaba despreciarlo, como ella lo hacía, pero era imposible.


Tal vez es culpa mía. No supe encajar que nuestra familia estaba desestructurada, perdida, abandonada en un pantano más profundo y oscuro que aquel que guardó el cuerpo de Lestat por algunas noches. Sin embargo, todavía sueño con ella. Puedo verla. No la contemplo como ese fantasma que me odiaba, sino como la niña que una vez fue. Esa pequeña flor inocente. Ese lirio que aparecía en plena noche ofreciéndome sus besos en mis mejillas, sus pequeños brazos entorno a mi cuello y sus palabras dulces para calmar mi alma desesperada. Ella era mi hija. Siempre será mi hija.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt