Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 10 de mayo de 2015

Reinado

La vida no siempre nos da todo lo que deseamos. No podemos esperar que aquello que ansiamos, eso que creemos merecer, venga por su cuenta y riesgo. Hay muchos que quieren triunfar sin siquiera mover un dedo. Todos esos ingenuos terminan siendo infelices. Es normal que haya tantos estúpidos con el orgullo herido y el alma rota a jirones. Es común el inconformismo, pero pocos dan el paso hacia delante para impulsarse hacia nuevas metas. Muchos piensan en como actuar ante cualquier situación, pero yo no soy de esos. Yo aprendí desde joven a ser impulsivo y hacer todo lo posible por lograr la felicidad, mis pequeños y alocados sueños, porque otros no me ofrecerían más que desprecio y su espalda.

Hoy, desde mi posición privilegiada, veo el valle que me ocultó y respaldó cuando era un infante. Recuerdo los primeros pasos en éstas tierras tan toscas. Fui muy infeliz, pero también logré algo de felicidad y sé que mi historia comienza aquí y no en París. Aquí fue cuando me alcé como un triunfador al matar ocho lobos, tan inocentes como yo, para que los pastores y habitantes del pueblo quedasen tranquilos y refugiados en sus miedos. Aquí, y no en otro lugar, conocí a Nicolas que me abrió el alma y el corazón, para después dejar un hueco que jamás he logrado llenar. Mi madre me dio a luz en ésta misma habitación, donde me encuentro mirando el valle y las estrellas, y en la misma me confesó que podía morir en breve. Aún me recorre una sensación extraña en el espinazo. Tenía un miedo terrible a la muerte y al vacío que se crea tras ella.

Recuerdo la voz de mi padre, firme y áspera, diciéndome que jamás llegaría a ser algo más que uno de sus hijos. No tendría el título, ese sería mi hermano mayor, y ni una de las tierras serían para mí. Me dijo con desprecio que dejase de soñar con revivir los buenos tiempos de nuestras tierras de labriego, pues yo no era el heredero. Para él era un despojo. Yo no merecía ni comer las sobras de mis mastines. Sin embargo, sé que si supiese como he acabado, quien soy realmente, y las cosas que he hecho estaría orgulloso, se tragaría sus palabras y orgullo, y posiblemente en estos momentos me estaría abrazando. Al menos quiero creer que así sería.

A veces me imagino como hubiese sido mi vida de vivir en éste lugar, sin haberme marchado a buscar un sueño. Posiblemente hubiese muerto en la cama rodeado de mi familia. Pero es cierto que las circunstancias de la Revolución Francesa me hubiesen tratado mal, como trató mal a mi familia. Ser noble en aquellos tiempos era símbolo de decadencia, de un pasado que despreciaban y que aún desprecian. Sin embargo, hay un príncipe en Francia que sonríe altanero y escucha una voz, un ser que vive con él, mientras toma posesión de un gigantesco reino en el cual cientos de seres esperan con ansias su voz, sus palabras... sus decisiones.


He conseguido lo que tengo por mi imprudencia, pero también por perseguir mis sueños. Jamás nada me ha detenido. Soy impulsivo y nunca me gusta dar por vencido un sueño. Me siento insatisfecho con la vida y busco llenar esos huecos. Nunca estoy contengo del todo. Aunque admito que soy feliz. Tengo cosas que otros ansiarían tener. En definitiva... el príncipe busca nuevas metas, aunque ésta vez tendrá que ser sin tomar tantos riesgos.

Lestat de Lioncourt   

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt