Los sentimientos de Lasher vuelven a nosotros, como si fuese un mensaje telepático. Un mensaje que se divulga con rapidez.
Lestat de Lioncourt
El mundo parecía hermoso. Deseaba
sentir la luz acariciando mi piel. Soñaba con pisar el pasto recién
cortado. Imaginaba mis manos tocando la corteza de aquel viejo árbol,
hundiendo mis dedos en la tierra removida del jardín donde yacían
tantas plantas floridas en primavera, mientras el zumbido de los
insectos rozaba mis oídos. Necesitaba saber que era la bondad y la
piedad, así como los demás conceptos de un mundo que siempre me
pareció intenso, mágico, único y lejano. Jamás pude pertenecer
demasiado tiempo a la vida, pero ansiaba volver a saber de ella.
Quería pertenecer al círculo. Ser de nuevo el cordero que había
regresado al hogar. Era la oveja negra que soñaba ser blanca, comer
en los extensos pastos de un valle perdido y retozar entre las
piedras de un mundo que ya desapareció hace demasiado tiempo.
Me puse el traje de villano. Decidí
dejar de ser la araña que urdía un entramado genético. Olvidé por
un momento el amor y me dejé llevar por el egoísmo. Pues después
de tantos siglos, de tantas lágrimas derramadas con la lluvia,
quería adentrarme en la carne y la sangre que tanto ansiaba. Me dejé
llevar por la impaciencia y la soberbia. Me creí mejor que ellos. Mi
inocencia se volvió retorcida. Y por ello pagué un justo castigo.
Ahora yazco entre los arbustos, justo donde siempre estuve de pie
contemplando la verja, sintiendo la tierra removida sobre mi cuerpo y
como la lluvia se filtra hasta empaparlo todo.
Vuelvo a ser el hombre del jardín.
Alimento con mi aroma cada flor. Mi cuerpo se descompone bajo el
árbol, entre sus raíces, acompañado de quien debió ser mi
compañera. Abrazados ambos, como si fuéramos figuras de un pastel
de bodas, nos acurrucamos en medio de la ceremonia de la muerte, los
gusanos y el dolor. Sé que ella nos contempla. Sé que ella nos
observa con dolor y amargura. Fuimos sus únicos frutos. Unos frutos
terribles y grotescos para una madre que nunca sabrá que es mecer
una cuna.
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