Aquí tienen algunos viejos escritos que Armand me ha entregado. Hoy publicaré este. Son de Nicolas...
Lestat de Lioncourt
En tus brazos encontré el camino a la
perdición. Tú torturaste lo poca decencia que yo poseía. Me
convertí en un verso suelto de una oda al demonio. Transformé mi
amor en odio porque tú retorciste todas tus palabras, tus promesas
se convirtieron en fuego y las cenizas de tus besos, esos que siempre
me dieron paz, se convirtieron en la esencia de mi carbonizada alma.
Me hiciste tocar la luna con la punta de los dedos, alcancé las
estrellas con las notas de mi violín, mientras los tejados se
convertían en mi reino y los gatos comenzaban a admirarme. Mi escasa
cordura se vio devastada, superada por tu luz y por las mentiras tan
prodigiosas de esa sonrisa canalla que todavía posees.
No vengas aquí, Lestat. No me busques
jamás. Huye lejos de mí. Me he convertido en tu enemigo. He dormido
en tu cama, sé a qué huelen tus sueños, y también conozco tus
miedos, tu apetito insaciable y el sabor de tu sangre. Jamás
olvidaré tu sudor deslizándose por mi lengua, mis muslos recordarán
haberte abarcado y mis ojos, ruines y profundos, se han convertido en
dagas peores que tus colmillos de demonio. Tus dedos, manipuladores e
insensatos, han acariciado demasiado mi piel frágil y desgastada. Si
regresas dejaré una profunda huella en tu alma y jamás alcanzarás
la paz. Marcaré tu destino con el mío y uniré mis labios,
cubiertos por un veneno dulce y mortal, con los tuyos. Haré que
caigas del mismo modo que yo he caído. Te haré sufrir como yo estoy
haciéndolo. No vengas más. París está maldito. Francia ya no es
tu hogar.
Los ángeles cantan en coro mi
desgracia y los demonios bailan sensualmente junto a mi escritorio.
Puedo escuchar los carruajes aparcar frente al teatro, dentro de
ellos vienen las almas más apetecibles y yo las retorceré, las
convertiré en lo que soy hoy en día y las llevaré conmigo al
infierno donde me encuentro. Haré que padezcan mientras me desean.
Tú lo has querido. Vete a ser el soldado de una guerra no escrita
por tus ideales, los cuales jamás fueron similares a los míos,
mientras que yo me convierto en rey de un palacio de sombras, telones
polvorientos y atractivos disfraces. Convertiré a todos en
marionetas y yo seré el líder.
Ojalá mueras en tu cruzada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario