Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 23 de agosto de 2015

Crónica del príncipe

Daniel Molloy me ha dedicado esta entrada. ¡Qué emoción!

Lestat de Lioncourt


Cuando lees sobre las hazañas de Lestat, o escuchas hablar de él, te imaginas a un ser completamente distinto al que terminas conociendo cuando lo tienes frente a frente. Idealizas sus actos como si fueran los de un Dios, pero luego te das cuenta que realmente es el sibarita que él mismo describe con una jovial y sincera sonrisa. Puede parecer un hombre fascinante, pero es algo más. Transmite algo que otro vampiro jamás poseerá. No es el héroe que todos adulan, ni un Mesías, sino un vampiro que se ha hecho a sí mismo y eso, sin duda alguna, le da mayor veracidad y valor a su historia.

Conocí a Lestat por parte de Louis. Él me describió a un monstruo soberbio, orgulloso, lleno de defectos pero con la virtud de desear divertirse escandalosamente. Parecía un hombre apegado al arte, los lujos, la sociedad y con unos modales propios de un patán. Pero la verdad era distinta. Realmente era un salvaje, pero porque su historia así lo ameritaba. Era el hijo de un noble y los nobles no son como los que aparecen en las películas históricas. No son gente refinada, culta y llena de aspavientos. Eran generalmente personas zopencas y llenas de miedos. Él era el más refinado de sus hermanos, pese a que tampoco sabía leer y escribir. Su madre sí sabía leer y ella leía para él, aunque más bien le inculcaba el deseo de salir fuera, experimentar la vida y disfrutar del frenesí que ésta aporta. Por eso Lestat huyó de los fríos, húmedos y viejos muros de piedra del castillo. Huyó a París.

El París de hoy en día no es el París de hace más de doscientos años. En las grandes capitales las personas vivían hacinadas, las escupideras lanzaban los orines a las calles y el olor de los mercados a media tarde era insoportable. No había baños públicos, ni duchas a media noche, tampoco demasiada higiene en los cafés o asientos cómodos en los teatros. La vida era más humilde, más tosca, más sucia y más libertina.


He podido contemplar en él un progreso distinto al de otros inmortales. Incluso muy distinto al mío. Durante años estuve sumido en mis miedos, cosa que él también sufrió aunque eran unos miedos más poderosos que los míos. Él los superó solo. Yo no tuve ese valor. Lestat es un luchador y por eso merece el título que ahora carga. Pocos habrían decidido hacer algo. Él decidió hacerlo todo. Admirar a Lestat es algo que todos hemos hecho alguna vez, que aún hacemos o que no estamos dispuesto a dejar de hacer. En mi caso espero poder conversar largas noches a su lado, viajar con él por las calles de cualquier ciudad y que me cuente, si es que así lo desea, la verdad sobre Memnoch... Pues él todavía no vislumbra realmente lo que sucedió en aquellos oscuros días.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt