Marius, hazle caso. Pandora quiere que te bajes de tu nube de irracionalidad y dejes esa pose de hombre de leyes, rudo con el mundo y consigo mismo. Tienes sentimientos y todos ya los conocemos. No ocultes las cosas.
Lestat de Lioncourt
Ya no sé como decirte lo que siento,
pues al parecer no escuchas mis palabras y por lo tanto dejas a un
lado mis sentimientos. Oprimes mis ilusiones y destrozas el alma que
está bajo mi piel. No te cansas de protestar por todo lo que hago,
generas una violencia injustificada ante mis palabras y te niegas a
ofrecerme aquello que necesito desesperadamente. Cada vez que perdono
tus injusticias me siento culpable, pues hago más fuerte al monstruo
que yace en tu corazón.
Jamás has permitido que alguien entre
realmente en tu corazón. Posees una coraza tan gruesa que es
imposible rascar siquiera su superficie. Tus ojos azul hielo se
convierten en una tormenta de ira, caos y desesperación cuando el
mundo no gira a tu alrededor, lo cual es lo habitual. No estás
acostumbrado a que te digan todo lo que piensan, pues te temen. A
penas tienes amigos, Marius, y es porque no deseas aceptar nuestros
sentimientos. Quiero salvarte, pero no me dejas. Deseo amarte, pero
me niegas. Temo que un día te quedes realmente solo. Ya muchos han
desistido y yo estoy a punto de rendirme por completo.
Mi mayor sueño es que vieras cuánto
te amo y todo lo que he hecho por ti. Caigo rendida a tus pies, lloro
miles de lágrimas amargas y ruego que me ames. No soy santa ni tengo
miles de virtudes, pero siempre te he amado sin importarme nada.
Nuestro amor es letal, nos hiere y nos mata, y a la vez, por más que
lo neguemos, nos mantiene vivos. Hemos cometido un error tras otro.
No sólo has sido tú el problema, sino yo también que no he sabido
imponerme.
Te he visto vulnerable miles de veces.
Sé que lloras a escondidas y te mueres en tus lágrimas. Si bien,
crees que tu pose gallarda te hará bien. Olvídate de esa fuerza que
no sabes aplicar, y permite que vea la ternura que he encontrado en
tus brazos. Acepta tus errores, pues no son tan terribles. Comprende
que no podemos ser siempre como deseamos. Quiero que volvamos a ser
los que una vez fuimos. Necesito que te apartes de ese escudo de
legionario, te olvides de las normas y me trates con la ansiosa
pasión que conozco de tu boca. Deseo que vuelvas a sonreírme
dejándome sin aire.
Marius, no te quiero perder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario