Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 31 de julio de 2015

Tu recuerdo

Jesse espera ver a Mael. Yo sé que Marius, muy en el fondo, también.

Lestat de Lioncourt


Siempre me vi esclava de mis poderes. Tuve que aceptar desde que era una niña la verdad que me rodeaba, una verdad más oscura y terrible de lo que jamás podía haber imaginado realmente. Me convertí en una marioneta para aquellos que habían quedado esclavos de un mundo distinto, pero a la vez similar al nuestro, que esperaban ansiosos que alguien les escuchara.

Te recuerdo a ti, Mael. Un hombre imponente en estatura, de cabellos casi blancos, ojos de apariencia fría y una sonrisa bucólica que parecía borrarse con facilidad. Siempre concentrado en tus pensamiento, crítico con todo lo que te rodeaba y contigo mismo, con unas ropas sencillas y unos gustos aún más simples. Sentado frente a la hoguera, tallando, mientras hablabas de un pasado que parecía haberse borrado por completo. Te escuchaba fascinada. Olvidaba por completo el dolor que siempre ha pesado sobre mí, como una siniestra losa, que me aplastaba.

Te extraño. Sé que no puedes estar muerto. La vida no ha podido borrarte de un plumazo. Siento que estás ahí, observándome en algún lugar, esperando volver a mí para abrazarme como si fuese tu hija. Quizás soy un pedazo de ti, como yo soy un pedazo de ti. Cada uno dejó su impronta en el otro. Lamento haberte hecho llorar tantas veces, ofrecido tantas preocupaciones y provocado que te enfurecieras contigo mismo por no saber cuidarme. Fui una estúpida. Aún así, jamás podré dejar de pensar en ti como el hombre serio, culto y salvaje que me enseñó a seguir mis instintos y ser consciente del mundo en el que vivía.


No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt