Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 6 de octubre de 2015

Los dos

—¡Nunca haces nada correcto!—gritó exaltado.

Sus ojos verdes parecían los de un gato fiero. Tenía el cabello perfectamente peinado, pero caían algunos mechones ondulados sobre su frente. Poseía una belleza mágica, tan humana, que me enloquecía. Sin embargo, intentaba no doblegarme a sus caprichos.

—¿Y qué es lo correcto?—pregunté recostado en el diván mientras jugaba con una rosa, la cual había cortado del jardín.

—¡Escucharme!—respondió aún airado.

—¿Eso es lo correcto o lo que tú deseas que haga?—dije provocando un breve lapsus de silencio, pero la furia seguía ardiendo en sus ojos.

—¡Es lo correcto, Lestat!—dijo llevando sus manos a la cabeza, como si intentara evitar que le estallara.

—No—susurré negando suavemente mi cabeza—. Deseas vivir mi vida, o más bien que yo sea tu marioneta—dije señalándole con la flor.

—Mentira—respondió conteniendo el llanto. Podía notar como la rabia y la pena oprimían su corazón, pero también estaba el miedo.

—Louis, necesito experimentar por mí mismo y equivocarme—expliqué incorporándome, dejando la rosa en el diván, para estirar mis manos hacia él. Con cuidado lo tomé de los brazos, justo por debajo de los hombros, y apreté suavemente mis dedos—. Puede que tú tengas razón, pero también es posible que estés equivocado—dije mirándole a los ojos—. Deseo comprender y sólo puedo hacer experimentando.

—Pero tus acciones nos involucran a todos—murmuró casi dándose por vencido.

—Algunas—contesté encogiéndome de hombros.

—Y me llenan de preocupación. ¿Qué haría sin ti?—aquellas palabras tocaron mi alma, pero intenté no verme débil. Él sabía cuál era el discurso oportuno para torturarme.

—Lo mismo que has hecho siempre—respondí.

—No, sin ti yo no soy nada—argumentó abrazándome, colocando su cabeza sobre mi pecho y provocando que yo, por instinto, lo abrazara contra mí.

Era mi Louis, mi verdadero amor, y al único que le permitía herirme. Él me hería en muchas ocasiones, mucho más que cualquier enemigo. Te hiere quien más te ama, no el resto del mundo que ni siquiera aprecias. Esas son las peores heridas.

—Louis, puedes vivir sin mí—afirmé besando su cabeza.


—Moriría de pena sin ti—dijo con la voz quebrada, justo antes de echarse a llorar.  

Lestat de Lioncourt 

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt