Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 7 de octubre de 2015

Ella era mi sueño y mi pesadilla

Arjun es un hombre intenso y comprendo su amor por Pandora, si bien es un amor demasiado apasionado. Entiendo que ella se sintiera presionada porque jamás fue amada así.

Lestat de Lioncourt


El mundo quedó en silencio.
Se sumió en un amanecer nuevo, demasiado brillante para soportarlo, y mi cuerpo quedó relegado a las pesadillas habituales. Allí, como si fuera el fin de los tiempos, veía como te marchabas. Huías de mi amor. Te perdías en medio de tu silencio y yo me hundía en los pantanos del dolor. El oro, los diamantes y diversas piedras preciosas no valían nada. Ni siquiera la seda, el lino y el hilo de plata de mis viejas prendas. Nada. No merecían mi interés. Yo sólo buscaba la belleza de tus sonrisas sinceras, la fragancia de tu cuerpo y el perfume de tus palabras cargadas de la pasión de mil amapolas salvajes.
Tus huellas marcaron mi alma.
Guardé mis sueños en el cofre del recuerdo, el cual abracé con ternura mientras me hundía en la oscuridad. Asumí mi derrota, tu pérdida y miedo. Comprendí que jamás nadie te había tratado con ternura, comprensión y pasión desmedida. Yo, el príncipe que te seguí como un esclavo y te serví como un mayordomo, acepté que tú te marcharas. No importaba quién era, sino aquello que creyeras necesario.
Los sueños fueron sumándose.
La vida quedó atrás, el trino de las aves fueron mis canciones de cuna y tus antiguos besos, tan palpables aún sobre mis labios, las buenas noches necesarias.

Te amé por siempre. Te amé desde siempre. Te amo todavía.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt