Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 15 de octubre de 2015

Rock

Noté la música rugiendo en las calles, junto al motor de las pesadas harleys, y quise salir. Podía escuchar el bullicio de miles de almas buscando un guía, la luz dentro de la oscuridad, y yo poseía esa luz. Tenía una verdad que contar y ahí fuera, lejos de mi encierro, yacían nuevos sueños que conquistar, metas que alcanzar y sangre que saborear. Mis largos y huesudos dedos escarbaron hacia la superficie, los animales que fueron apareciendo saciaron ligeramente mi sed, y al surgir me sentí más fuerte e invencible.

Dije adiós a la pesadilla, las heridas, las cicatrices, el dolor, el humo, las mentiras y el silencio. Saludé al asfalto, los altos edificios, las luces de neón que brillaban más que el sol mismo y recorrí las calles buscando víctimas como un gato cerca de una alcantarilla. Me deslicé por las sombras y robé vidas, tantas como pude, para luego contemplarme en uno de los espejos de los vehículos apilados en la acera aledaña a mi propiedad. Hermoso, volvía a ser hermoso. Di la bienvenida a todo lo que amaba y reí. Creo que me jacté de nuevo del destino y dejé que mis oídos prestaran atención.

¡Música! Maldita y entregada al caos, desprovista de creencia alguna más allá del triunfo y la gloria temprana, que tanto me apasionó. Era la recompensa a años de silencio. Corrí por las calles y llegué hasta un grupo de mortales. Ellos no creían lo que veían ni creyeron mi historia, pero aceptaron mi dinero y talento.


El rock me despertó, me trajo la savia nueva, y me llevó al límite del placer. ¡Cuánto le debo a esa música del demonio! Porque gracias a ella me hice guía de almas, comunicador de escéptico y desperté a la Bella Durmiente. Aquello que hoy somos es gracias a mi descubrimiento, que en realidad fue la canción de cuna que terminó dándome las energías necesarias para aullar en un escenario... ¡Casi dos siglos después!  

Lestat de Lioncourt 

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Lestat de Lioncourt