Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 14 de noviembre de 2015

París

Arde, sangra y llora París. Mi París. El París de muchos. El mundo de los bohemios, románticos paseos, alta cocina, encuentros culturales de todo tipo, seductoras mujeres que bailan envueltas únicamente en caro perfume, libertades, verdades, de gritos y leyendas. París de cafés donde se reúnen aún los jóvenes a salvar el mundo, pues sus ideas germinan entre las amontonadas tazas y el aroma de un café bien cargado, un ponche caliente o un té de media tarde. La capital del amor, la libertad y el arte se ha visto presa de la anarquía, sin razón, sangre y pólvora.

Cientos de personas se reunían ante el televisor, otros deambulaban por las calles pensando que era un viernes vulgar con la diversión habitual desplegándose ante ellos, deportistas de élite saltaban al terreno de juego para hacer olvidar a muchos sus preocupaciones cotidianas, empresarios encendían la radio para deleitar a sus clientes, tiendas bulliciosas comunicaban que pronto echarían el cierre hasta el lunes, jóvenes aullaban en una sala de fiestas frente a uno de sus grupos favoritos y una jauría de indeseables se convertían en lobos hambrientos, con almas de demonio, a tiros descerrajaban a la paz, la libertad, la bondad, la diversión, la igualdad, el derecho a la vida y convertían el mundo en un infierno.

Cuando era joven deseaba viajar a París. Allí, en sus calles, había artistas que se morían de hambre, pero su almas se alimentaban de algo que yo codiciaba. Quería cultura, deseaba conocer y comprender, y la filosofía, política y arte de esa ciudad, tan encantadora y soñada, parecía un paraíso. Sigue siéndolo para muchos artistas, jóvenes de todo el mundo que viajan hasta allí para mejorar su vida y estudios, así como para los propios habitantes de un lugar atractivo desde la panorámica de cualquier cámara.

Fue Nicolas quien me habló de París. Fue París quien me enamoró mucho más que Nicolas. Me dejé embriagar por sus perfumes, por el aroma a pan recién hecho, sus cafés nocturnos y sus miserias. No era el mundo que ustedes conocen. Yo conocí una ciudad que empezaba a ser lo que hoy palpan. Olía a orines por las mañanas, hacía frío en mi alcoba y la humedad calaba mis huesos. Pero no me importa. ¡No importaba nada! Abría la ventana y veía el bullicio del mercado, escuchaba las discusiones políticas y observaba como todos y cada uno poseían belleza. Me dejé cegar por París y la hice mi musa, mi amante y fuente de mi pequeña felicidad. Nunca he sido del todo feliz, salvo en compañía de mi pequeña familia de vampiros, pero allí palpé algo muy parecido.

En París cumplí mi sueño, pero ahora muchos no pueden seguir el suyo. Sus vidas se han detenido como un reloj que deja de funcionar. Ya no hay segundo para ellos. Muchos serán enterrados por sus padres, otros llorados por sus hijos y cientos jamás podrán olvidarlo convirtiéndose sus calles en pesadilla recurrente. No sólo han herido a París, los parisinos y sus turistas. Han herido al mundo.

En el mundo, éste sangriento y estúpido mundo, tiene demasiadas guerras por codicia. Han alimentado a éstos indeseables, les han mentido sobre su religión llenándolos de odio hacia la misma sociedad que los mantiene. Estados Unidos ha logrado su objetivo, ha creado monstruos y éstos monstruos les hace el trabajo sucio para sus deseos de guerra, petroleo y ocupación. Ahora alzarán muros en nombre de la seguridad, alejarán a Sirios inocentes de un futuro próspero sin una pistola en la nuca y hablarán de odio a sus hijos. Muchos temerán ahora a los musulmanes, los cuales no tienen culpa de haber sido usados, a ellos y su religión, para actos tan miserables.


Todas las religiones hablan de paz, todos los hombres buenos y nobles de esas religiones claman a la no violencia y el entendimiento. Hay que recordar el emblema de Francia: Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Ni París, ni Beirut, ni Siria, ni ningún otro lugar del mundo debería ser atacado por la maldad que una religión no posee. La maldad está en las almas y en las armas que apuntan. La religión sólo es su escudo, su mentira, su disfraz para cometer actos criminales.   

Lestat de Lioncourt 

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Lestat de Lioncourt