Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 20 de enero de 2016

Notas de un ángel

Louis tiene razón. No debí llamar loca a Sybelle, pero a veces parece poseída cuando toca.

Lestat de Lioncourt


A veces bajo en silencio, intentando no llamar la atención a los que conviven con nosotros, para deslizarme hasta el salón y observar como cae apasionada sobre el piano. Su música es un murmullo agradable que siempre envuelve el ambiente acogedor de la primera planta. Allí, cerca de la gran escalera de mármol, me aferro al pasamanos y la contemplo como si fuese un ángel o un ser de otro mundo.

En ocasiones sólo está cubierta con un ligero camisón, sus cabellos de trigo caen en ligeras ondas sobre su espalda y sus brazos, finos y hermosos, se mueven con la elegancia propia de una pianista. Me recuerda a alguien que amé profundamente. Una mujer que siempre estará en mi memoria, aunque no sea capaz de recordar su timbre de voz y temo, que un día cualquiera, olvide su rostro. Un rostro proporcionado, de cejas negras, rosada boca pequeña y carnosa, pómulos llenos y marcados con rubor así como una expresión dulce, aunque inquieta. Hablo de mi hermana. Ella, Sybelle, me recuerda a mi dulce hermana.

Todavía recuerdo como tocaba para mí. Hacía aquello cerca del gran ventanal, con la plantación de fondo, y yo me sentaba a su lado a leer. Intentaba olvidar las locuras de nuestro hermano pequeño, el cual creía que era realmente un enviado de Dios. Suspiro al pensar que tuve la culpa por dejarle ser, por no controlar sus actos y porque un ser, fuese quien fuese, le engañara como intentó hacerlo con Lestat. En ocasiones me pregunto si no ha sido el mismo, si no fue él quien manejó que nos conociéramos y que la estatua se moviera. Tal vez siempre estuvo ahí, como ahora lo está en silencio. Es un miedo que se aferra a mi corazón y me deja respirar a duras penas.


Pero todos mis miedos, incluso el más probable, se mueren y queda tan sólo la verdad. Una verdad dulce, tremendamente dulce, que es ella tocando apasionadamente para que otros la escuchen. Desea aliviar los corazones heridos, las almas impías y los sentimientos vacíos. Ella, la dulce Sybelle, es un claro ejemplo de bondad. Por eso, y no por otro motivo, la llamamos “El ángel del piano”... mal que le pese a Lestat que no cesa de tacharla de loca, de perdida en la música, sólo porque su viejo amante perdió la vida tras delirios musicales.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt