Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 12 de julio de 2016

Debió ser terrible para el pobre Thorne. 

Lestat de Lioncourt 



La nieve fría crujiendo bajo mis pies, helados y húmedos, me ofrecía mayor confort y sosiego que los murmullos que siseaba Khayman, como si fuese el viento perdido entre las ramas, en aquellas perversas noches. Las estrellas brillaban bajo la densa oscuridad. Era más brillantes y atractivas que las que escasas que todavía podían verse desde la ciudad. Los árboles dificultaban a veces el poder emprender el Don de la Nube, pero aún así no importaba en absoluto. Allí éramos felices hasta esos tristes días donde toda la calma se convirtió en una tempestad.

—¿Qué ocurre?—pregunté observando como mi compañero regresaba a nuestro asentamiento perdido entre la maleza y una vieja ciudad indígena del Amazonas.

—Nada—respondió con la vista perdida.

—Algo pasa. Puedo sentir que algo pasa—murmuré.

Entonces la radio confirmó mis sospechas. Mi canal regional que solía ofrecer música clásica empezó a emitir un bando informativo. Hablaba de un fuego que estaba consumiendo una de las discotecas más importantes de la ciudad de São Paulo. La columna de humo era tan impresionante que ocultaba de la vista los grandes rascacielos. Dentro muchos jóvenes había sufrido grandes quemaduras. Solía ser conocida como una discoteca para gente afín a un tipo de estética y música que solía ayudar a que jóvenes vampiros, seres como nosotros dos, pasaran desapercibidos.

—Has vuelto a hacerlo...

—Yo no he sido—dijo acercándose a mí.

Las cenizas y el olor a carne quemada, sangre y sudor lo delataba. Había sido él. No había otro. Él lo había hecho con sus poderes mentales sobre el fuego. Khayman, aquel sabio pacífico que yo admiraba, se había convertido en un monstruo sediento que cometía los mismos pecados que su creadora y fallecida enemigos: Akasha.

No pude delatarlo aquella vez. Sólo me eché a llorar horrorizado. Fareed me había regresado la vista para ver como todo se derrumbaba a mi lado. Mis latidos golpeaban con fuerza dentro de mi pecho y la voz se reía satisfecho. Ya me había advertido que si no lo hacía yo haría que otro lo hiciese por mí. Me aferré fuertemente a mi compañero y él hizo lo mismo acariciando mis largos cabellos pelirrojos.

—No se lo digas a Maharet...—rogó rompiendo llorar también.


La música regresó y la noticia se dispersó. Aún así podía recordar el número de muertos porque una voz, la voz de aquel dichoso espíritu, la repetía como un mantra. Al fondo pude escuchar los pies rápidos y salvajes de Mekare agitándose en una danza extraña. Fue terrorífico y doloroso.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt