Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 12 de agosto de 2016

En un lugar diferente

Raymond Gallant era un sabio que decidió hacerse amigo de Marius. Aquí nos cuenta como descubrió la verdad de Talamasca.

Lestat de Lioncourt 




Pasé la mayor parte de mi vida viajando por y para el conocimiento. Dejé atrás la vida fácil y acomodada que mis padres habían procurado ofrecerme, olvidé a la única mujer que amé y me adentré en la aventura de ser un pequeño canto rondando por las profundidades del misterio. Aún era tiempos de asaltantes terribles en los caminos, de golfos que eran capaces de arrancarte la vida por cuatro monedas a la salida de una taberna, de fango y monturas incómodas sobre caballos tan famélicos como los niños de las ciudades menos prósperas, de curanderos y dioses con miles de nombres.

Se decía que todos los caminos conducían a Roma, pero yo creía que más bien daban con misterios increíbles. Desde la Orden de Talamasca, fundada hacía menos de dos siglos, me habían exigido que buscara a un inmortal, un ser que vivía a base la muerte de otros. Debía encontrarlo para que supiera de nuestra existencia revelándole parte de nuestros quehaceres para que se abriera a nosotros, nos contara sus vicisitudes y méritos. Mi meta era darle apoyo moral y explicarle que había un grupo de sabios que le admirábamos.

Cuando mi hora llegó conocí la verdad sobre nuestra fundación y metas. La sorpresa fue mayúscula. Pues comprendí entonces por qué se me pidió vigilara de cerca a Marius, le diese apoyo, respeto y cariño. Un cariño que di sin medidas porque era algo más que un vampiro, él era un hombre temperamental lleno de virtudes hacia el arte, la filosofía y otras disciplinas que aún hoy me parecen merecedoras de elogio.

Morí unas décadas después en mi cama, un camastro en Roma, rodeado de viejos compañeros y jóvenes pupilos. Había logrado amar a otra mujer dentro de la orden, la cual lloraba a los pies de mi cama. Los espíritus me rodearon, me atrajeron hacia ellos y me explicaron desde otro plano que había otra Talamasca formada por espíritus. Una orden donde cualquier misterio era resuelto en pocas horas y enviado a nuestros otros compañeros humanos, los cuales accedían a los datos por medios de misivas de supuestos informadores en ciudades casi perdidas, olvidadas y poco comprometedoras.

Si bien, lo más impactante fue el hecho de saber que el creador de Marius, aquel que supuestamente había sido destruido por los celtas que lo mantuvieron algunos siglos cautivo, vivía y era uno de los fundadores de nuestra agrupación de sabios. Quedé impactado y maravillado ante semejante gigante de ojos bondadosos, piel tostada y largos cabellos blancos. Él, junto a su gran creación y amor convertida en un fantasma de rostro hermoso, me informó de todo lo que habían hecho durante siglos ocultos a los ojos humanos, ayudados con las riquezas que habían acumulado a lo largo del tiempo y rogó a Gremt, un espíritu que no pertenecía a este plano y que vivió en Egipto junto a las Gemelas Pelirrojas, que me enseñara a crear un cuerpo de luz que se asemejara al material que una vez tuve.


Aquello fue fascinante. La elocuencia de mis compañeros y la belleza de la vida tras otro plano me cautivó tanto que jamás dejé las filas de Talamasca. Hoy en día soy uno de los miembros más antiguos. No existe Dios, como tampoco el Diablo, pero de existir pediría ser partícipe de nuestras misteriosas reuniones.  

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt