Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 23 de noviembre de 2016

La tragedia que nos cambió



La recuerdo allí parada llorando. No me importó que la situación fuese peliaguda para observar su belleza morena, sus ojos verdes y salvajes, sus hermosas manos temblorosas igual que sus labios y toda esa figura, de curvas perfectas, arrojándose al infierno más atroz por la culpabilidad. David estaba a su lado. Él también era un perfecto maniquí de bodas. Vestía elegante, pero su mirada era la de un hombre sin esperanzas. Su postura delataba miedo y horror, igual que la de ella. Ambos lloraban como niños que acababan de destrozar el jarrón favorito de su madre. Y Louis... Louis sólo era un amasijo retorcido de piel quemada, huesos retorcidos y ropa destrozada.

Quise llorar hasta que el cielo se abriese y cayesen todos los ángeles a mis pies. Deseé que el demonio apareciese y lo salvase a cambio de mi alma. Rogué ingenuamente porque mi sangre no modificara ni una molécula de su cuerpo y alma, pero no es así. De nuevo, como hacía tanto tiempo, me abrí la muñeca y le di a beber. Podía funcionar, como también podía morir.

Y entonces, como por arte de magia, Louis se aferró a la vida. Se agarró a mi brazo y pegó su boca sediento. Al parecer se arrepintió. Quizás escuchó el llanto amargo de su criatura, era posible que hubiese caído a los pies de la locura por unos instantes y hubiese recuperado después, gracias al dolor y el silencio entre llantos, la razón y el buen juicio.

No logré ver al fantasma de Claudia. Ni siquiera escuché el golpeteo de sus botitas de charol. No obstante, quedé alerta porque sabía que la situación era delicada y monstruosa. Los ojos verdes de Louis aparecieron como de un infierno negro, al igual que las noches largas y amargas tras una discusión que parecía ser el final de todo lo que teníamos.


Tomé entre mis brazos su figura esbelta, bien construida, y besé sus mejillas adoloridas. Después lo llevé dentro. Tumbamos a Louis para que descansara y ponernos en orden. Merrick no dejaba de preguntar si al fin se había salvado, igual que una niña que se aferra a un sueño para poder dejar de llorar. David la consolaba, intentaba quitar hierro al asunto y le aseguraba que yo todo lo podía. ¿Todo lo puedo? ¿Todo puedo? No lo creo. Sólo soy un hombre, aunque posea colmillos y poderes, que quería salvar lo único que le ha dado un mínimo de paz y felicidad.  


El Jardín Salvaje FB

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt