Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 25 de noviembre de 2016

Ese querubín...

Iniciamos el recuerdo de "Armand el vampiro"... ¡De lo que uno se pierde cuando cae catatónico! 


Lestat de Lioncourt

La primera vez que tuve el honor de conocer a Armand fue como si viese nuevamente aquel hermoso lienzo. El cuadro parecía haber cobrado vida, descendido de la fría pared de Talamasca y decidido caminar por el mundo hasta tropezar conmigo en mitad de una capilla. Allí, bajo la luz nebulosa de viejas vidrieras y cirios encendidos, contemplé la belleza indómita de un muchacho por siempre atrapado en este mundo. La fascinación que sentí hacia él fue intensa, pero tuve que controlarme de sobremanera.

Desconozco porqué fui a aquella iglesia, pero lo vi días antes que Lestat nos presentara formalmente. Después ocurrió el misterio de Memnoch. Sí, lo llamo misterio. Aún no he logrado averiguar qué ocurrió exactamente, aunque él afirma que se presentó como el demonio y todas las características parecen apuntar a un ser sobrenatural. No obstante, dudo que sea quien dice ser.

De nuevo, en una capilla olvidada y polvorienta llena de humedales, lo contemplé. Allí en pie, junto a los demás, observaba la desgracia de nuestro héroe caído. Aunque podría decir que Lestat fuese realmente un héroe, pero sí era un ser decidido a esclarecer las sombras que cubren este mundo. Se alzó una y otra vez. Mostró la fuerza formidable que tenía para darnos y explicó lo que sucedió.

—Armand, quiero...

—Ahora no, David—susurró apretando los puños y también los dientes. Noté que quería gritar. Deseaba tomarlo de los hombros y agitarlo con violencia. Odiaba verlo de ese modo, absolutamente perdido en la oscuridad. Lestat tenía una luz propia que nos amparaba al resto. Él lo sabía y él la necesitaba como cualquier niño perdido. Pues, eso somos a veces los vampiros.

Se había inmolado hacía unos días y estaba ahí, de una pieza, llorando las miserias de aquel hombre condenado a conocer una historia terrible, fuesen ciertas o no. Marius ya había llegado horas atrás, se encontraba reclinado en las bancas con sus suaves y grandes manos sobre su rostro. Gabrielle, como si fuese “La Piedad” de Miguel Ángel, tomó a su hijo suspirando amargamente e intentando comprender lo que había sucedido. A nuestro alrededor se fueron aproximando vampiros de toda índole, viejos amigos y jóvenes conocidos, así como Louis que lloraba amargamente aferrado a una joven humana llamada Sybelle, la cual observaba a todos como si fueran ángeles pese a su monstruosidad.


—Ahora es el momento... debemos hablar...  

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Lestat de Lioncourt