Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 30 de diciembre de 2016

Last Christmas

Observaba tras el cristal los tiernos cachorros que brincaban junto a su comederos y bebederos. Todos parecían tener los ojos llenos de una magia que bien conocía. Hacía años que no tenía un perro a mi lado, pero tampoco pretendía usurpar su recuerdo con un cachorro adquirido en una tienda. Él vino a mí, como un maravilloso regalo del destino, dándome cierta paz y fortuna en una aventura terrible. Duró ocho largos años a mi lado, aunque era ligeramente mestizo no me importó, porque sus ojos bondadosos me hablaban más que cualquier pedigree.

Tenía las manos en los bolsillos y una mirada lacónica hacia los pequeños cachorros que a duras penas recordaban a su madre, el cálido abrazo del amor materno y su época de lactante. Movían sus colas y ladraban intentando llamar la atención de unos brazos acogedores. Muchos serían abandonados antes del verano, pues su tamaño y quehaceres serían demasiado complicados para sus dueños, y otros, un puñado más, recorrerían las calles en pleno agosto esperando un cuenco de agua limpia donde saciar su sed. Los menos, los realmente afortunados, no serían fruto de un capricho momentáneo. Unos morirían atropellados, otros serían anestesiados en perreras y algunos vivirían en protectoras hasta encontrar una casa repleta de amor.

No quiero parecer cruel, pero hay demasiado insensato y caprichoso que cree que un animal es un peluche. Sus hijos desean tener animales, pero no la responsabilidad de cuidarlos. Aunque a veces son peores los propios adultos. He visto demasiada tragedia. Por eso siempre opino que la peor raza animal somos nosotros, los humanos. Yo sigo siendo humano, aunque soy inmortal. Mis colmillos no me hacen diferente. Tampoco mi alimentación me hace mejor o peor. Estoy en otra escala evolutiva, pero no dejo de ser parte de una tribu de insensatos.

—Disculpe—dijo una joven—. ¿Desea algún animal de la tienda?—preguntó desde la entrada de la pequeña tienda.

—No, sólo miraba los cachorros—expliqué acomodándome las gafas de sol tintadas de un violeta cercano al rosado. Acomodé mi bufanda del mismo color y subí mejor mi gabán de cuero. Deseaba un animal, pero no lo conseguiría de ese modo.

—Son hermosos, ¿verdad? Hay descuento.

—En otra época se hacía algo similar que con estos perros, ¿sabe?—dije con media sonrisa mirando a los cachorros—. Se seleccionaba la mejor raza, o los mejores rasgos, se exponían y se mostraban para que otros pudiesen ver su valía. Se adquirían como quien adquiere un mueble y se llevaban a casa para explotarlos en granjas.

—No es similar—dijo algo nerviosa, como si todo eso le hubiese molestado—. No maltratamos a los animales, ni se comercian para esos fines.

—Cuando no servían se ejecutaban, tiraban a la calle o cambiaban por otros—me giré a mirarla y sonreí amargamente—. ¿No se matan a los galgos cuando no sirven? ¿No se tiran a la calle cuando un perro no cumple las expectativas? ¿No se cambia por uno más joven?—mis preguntas lograron que su mente se llenase de recuerdos poco agradables. Ella misma sabía como algunos de esos pequeños terminarían en cunetas atropellados, muertos de hambre o ateridos de frío. Alguno no llegaría ni a los dos años de edad. Además, también visualizó a un galgo colgado de una encina pataleando, deseando librarse de la soga que tiene al cuello. La bondad humana escasea cuando se creen superiores, pero sólo son miserables—. Esto es igual que lo que hacían con los esclavos negros, sólo que para ustedes sólo son perros—dije alzando una ceja— ¿no es así?— Pregunte—. Si quiero un animal lo conseguiré en la calle, como sucedió hace años, fruto de un encontronazo. Tengo demasiado respeto hacia seres tan nobles, pues también intento respetarme a mí mismo. Espero que tenga una buena navidad y un próspero año.

Esa noche caminé durante algunas horas. Me perdí por la ciudad. Las luces de las tiendas eran de colores muy llamativos, como sus decorados escaparates. Todo parecía dispuesto para seguir consumiendo hasta explotar o gastar los ahorros de todo un año. Acabé sentado en un portal observando el cielo, intentando encontrar alguna estrella pese a la contaminación lumínica, y entonces apareció un pobre animal malherido. Estaba aterido de frío. No pude hacer más que abrazarlo en sus últimos momentos.


Puede que sea un cretino, un irresponsable y un imbécil que a veces no ve lo complicado que puede ser algún capricho. Si bien, tengo demasiado respeto hacia seres cuya nobleza y bondad está por encima de la nuestra.


Lestat de Lioncourt   

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt