Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 15 de diciembre de 2016

Renacer



Es casi paradógico que algunos nieguen el camino que les tocó recorrer. Parecen disgustados, apáticos, furiosos e incluso creen que pueden borrarlo de un plumazo. Opino que cada quien surge de un infierno distinto, ocupando un lugar privilegiado, y que su camino hacia la superficie expresa más sobre quien es que cualquier documento que pueda ser obsequiado el día de su nacimiento. Y es que hay nacimientos en las profundidades de los infiernos, más allá de los círculos habituales, donde se fragua el dolor y la miseria. Te hacen nacer con un estigma, con un “pecado”, porque desde ese momento te condenan a ser ciudadano de tercera categoría.

Quizá tienes que luchar más que otros, ampliar tus virtudes para que la miseria no te coma terreno, y logar, de algún modo, sacar la cabeza por encima de la superficie más veces que los demás. Pero eso no es malo, es bueno. Acabas descubriendo que si no hubieses sufrido ese calvario no serías tan empático con problemas que otros poseen, no te movilizarías de forma tan enérgica o no demostrarías con más vehemencia tu valía.

Es cierto que hemos nacido en una “Nueva Era” y que tenemos más posibilidades que otros que vinieron antes, hallándonos el camino y permitiendo que nuestras voces se escucharan como rugidos y no simples gritos contra el viento más huracanado. Lo admito. No obstante aún la sociedad no está culturalizada, ni civilizada, ni inmune a que la mayoría sean auténticos retrógrados camuflados de jóvenes cultos en bares estilo starburcks. Porque de aquellas aguas estos lodos, ya que muchos nunca se han puesto a imaginarse en la piel de otros y a enfrentarse a demonios imaginarios sólo para comprobar cuan doloroso es quemarse en ese círculo, uno que se oculta y se invisibiliza como si tuviésemos lepra.

Poco a poco las hormonas, las numerosas intervenciones quirúrgicas y las poses asumidas de forma autodidacta... nos convierten en “normales” a ojos de otros. Si bien, sigo diciendo que lo binario es una plaga, que imponer a un hombre una actitud es machista, que decirle a una mujer transexual que deben maquillarse es estúpido y antinatural, pedirle a alguien de los “nuestros” que asuma mil veces ante un psicólogo que es “un hombre” o “una mujer” es una vergüenza... Suma y sigue. Aunque los tiempos van cambiando, nos van despatologizando y se abre la luz a través del túnel. No obstante, siguen los golpes de los “normales” sobre la mesa sintiéndose “invadidos” y clamando al cielo cuando conseguimos una pequeña victoria. Asumen que tenemos más “privilegios” que ellos. Nos siguen comparando con “Problemas dentales que no me pasa la seguridad social” o “Yo también quiero que la seguridad social me pague una lipoescultura y no lloro por ello”. Hay quienes no ven bien que entremos en su “reservado para cagar u orinar” porque creen que entramos por morbo y no para hacer nuestras necesidades más mundanas. Por supuesto, hay quienes asumen que tenemos que confesar automáticamente cómo nos llamamos en “nuestra otra vida” y creen que “nacimos en un cuerpo equivocado”.

Tengo la suerte de haber nacido en España, pero también la putada de haberlo hecho. Hay países europeos más avanzados que este país de pandereta, toros y flamenquitas sobre la televisión. Si bien, hay lugares que son pozos de drama como ocurre en países como México, sin tener que hacer referencia a países árabes. No obstante, no me dan trabajo tan fácil como a un heterosexual o un cisgénero. Soy la comidilla de muchos todavía, y me apena decir que incluso entre algunos familiares.

Con cuatro años ya le advertí a mi madre que era un hombre, a mis doce años ya elegía toda mis prendas a mi gusto y obteniendo la confianza de ser quien yo quería ser, con dieciocho años lo reiteré y con veintiséis al fin pude ser libre. No fue porque mi madre no me apoyase, puesto que tuvo sus problemas hasta mis veinte años que ya asumió que era una idea irreversible, sino que tenía que cuidar a una mujer con demencia senil y pagar facturas que eran incompatibles con viajes continuos a Málaga. Ahora se ha descentralizado en Andalucía y se ha puesto en cada ciudad un especialista. Tenemos grandes avances, pero no será por los políticos sino por los activistas.

No entiendo el miedo que tienen algunos de “salir del armario” y admitir que no son cisgéneros. Algunos engañan usando fotografías trucadas, mienten a parejas hasta que ya no hay vuelta atrás, se sumen en la depresión y el alcohol. Hay quienes incluso se quitan la vida. Todo porque no son capaces de aceptarse, porque no hay nadie que les diga yo te apoyo. Es triste, miserable, ruin... ¿Y lo peor? Es que todo es cultural. La sociedad impone que géneros binarios, géneros basados en la sexualización de los genitales y todavía ni siquiera dicen con la boca grande que admiten la bisexualidad... La transexualidad o es un mito o un gran morbo para una cadena de televisión. Somos eso. La mayoría del tiempo somos cobayas o modernos Prometeos. ¿La verdad? Estoy cansado, pero no voy a tirar la toalla. Sólo logran que me revuelva más.

Hace unos años me humillaron horriblemente. No sólo porque se hiciesen una página para hundirme, sino porque una pareja me advirtió que lo mejor para mí era negar que era ser transexual. Según decía eso podía afectar a su vida personal, a su familia, a su bienestar... durante unos meses lo acepté, pero finalmente me revelé. No sólo me afectaba a mí, porque era una mentira enorme, sino porque esa persona estaba tan acostumbrada a mentirse así misma que asumía las mentiras como realidades. Y no. Yo soy quien soy. Desde los veinte años he hecho activismo por medio de Blogs, canciones, poemas, vídeos en Youtube, páginas de Facebook, Tumblr, en la calle, en pequeñas tertulias con amigos, con personas desconocidas que he tenido que reprender en la calle o redes sociales... ¿Por qué engañar? ¿Para qué mentir? ¿Por qué no asumir el riesgo?


¿Sabéis qué os digo? Quien me quiere me querrá con mis cicatrices, con mi malhumor por las mañanas, con mis bromas ácidas, con mis estupideces, con mi amor a la literatura británica y americana, con mi pasión por el deporte de minorías y por lo mal que canto en la ducha. Me querrá. Me querrá ahora y siempre. No tengo porqué ocultar quien soy, pues yo me quiero a mí mismo tal y como nací. Me da igual que tenga que adaptar mi cuerpo a mis necesidades, ¿acaso no es eso la supervivencia del más fuerte? Pues eso soy... cada vez más fuerte. 

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt