Texto NO fanfic. Texto sobre transexualidad, ideología de género y sexualidad.
La burla.
Muchos hablan de “libertad de
expresión” cuando llegan a lo soez y la burla fácil. Personas que
parecen coherentes hasta que toman su teléfono móvil u ordenador y
teclean tras una pantalla ligeramente iluminada, en el confort de su
casa o en la parada del transporte público, algún chiste que apoya
un sistema opresor y violento hacia un pequeño sector de la
población. Gente que luego se indigna cuando le dices que te ha
ofendido su opinión, pero ellos se indignan rápidamente por la
tuya. Incluso te llaman agresivo, te tachan de inculto y dicen que no
es “bullying” porque no ha sido directamente hacia ti, sino
puesto en una red social donde se puede acceder públicamente.
Llevo años hablando sobre
transexualidad en la red. Creo que comencé cuando tenía diecisiete
años e intentaba informarme a toda costa. Informarme y formarme,
pues siempre va una cosa de la mano de la otra. En un primer
encuentro frontal me enteré que a los transexuales se les considera
enfermos mentales. Ya no por una parte de la sociedad desinformada y
llena de dudas, sino por parte de profesionales del sistema
sanitario. Muchos se llevan las manos a la cabeza cuando hay un
seminario de “conversión” de homosexuales a heterosexuales, pero
no pasa nada si se habla de trastorno mental a un transexual. Porque
eso significa “disforia de género” ya que implica una serie de
premisas que te indican que tu mente no está de acuerdo con tu
cuerpo, lo cual te incapacita como persona y por ende necesitas una
serie de apoyos psicológicos.
Diré que me quedé un poco asombrado
porque necesitáramos ese apoyo, aunque considerando que tenía
problemas en los centros educativos donde iba, que la sociedad me era
muy violenta y tenía problemas de todo tipo -sobre todo depresión-
pensé que tal vez sí necesitaba cierta ayuda y seriedad en el
proceso. Aunque mi decisión estaba firme en comenzar, mis problemas
económicos y familiares impidieron que pudiese ir a mi primera cita
en Málaga. Tenía dieciocho años, llevaba desde los doce años
ansiando poder expresar verbalmente lo que era a la sociedad más
allá de mi forma de hablar, vestir o interactuar. Quería que me
reconocieran como hombre, pues eso era.
Mi camino no ha sido fácil, pero mucho
más difícil fueron los de activistas de décadas atrás que incluso
se les encarcelaba. Por fortuna nací poco después de la
despenalización que existía por ser homosexual, bisexual,
transexual, etc... Sin embargo, la mentalidad sigue cerrada y abocada
al fracaso como sociedad.
Como he dicho llevo muchos años
escribiendo sobre transexualidad. Es posible que me equivocara en
algunos términos, creencias y oportunidades malogradas por ser
demasiado joven y también por la desinformación que se genera
alrededor de la palabra “Trans”.
Por aquel tiempo cometí el primer
error. Alguien me dijo que para ser hombre tenía que llevar el pelo
corto. Por mi parte llevaba el pelo largo porque me gustaba -y me
sigue gustando- el metal. Todos los cantantes de metal que me
gustaban llevaban el pelo largo, salvo algunos que tenían calvicie y
otros que han ido evolucionando con los estilos actuales de corte de
cabello. También porque era mi forma de recordar mi gran pasión
infantil: Los nativos americanos. Era un empedernido de la historia y
cultura nativo americana, la cual todavía es para mí algo
impresionante e imprescindible a la hora de escribir algún texto o
leer algunos artículos. Mi respuesta fue evidente. Yo le dije que lo
hacía por estos motivos, pero él insistió que para la sociedad
tener el pelo largo era femenino y por ende si quería ser más
masculino debía cortarlo. Tenía diecisiete años, apenas conocidos
y él era la primera persona en mucho tiempo que me trataba bien o
intentaba ayudar. Decidí hacerlo. Actualmente no lo hubiese hecho,
aunque reconozco que el pelo corto es mucho más cómodo de arreglar
y no causa estragos cuando se practica algún deporte. Es cómodo, es
fresco y no tiene nada que ver con ser de un género o sexo.
El segundo error que cometí fue creer
que todos los transexuales y transgéneros se apoyan. No es cierto.
Hay personas transexuales que no apoyan a transgéneros porque creen
que deben hormonarse para decir que son iguales. Para mí son
iguales, simplemente han decidido que no quieren cirugías ni
hormonas. Cada quien decide. Si bien, como yo no tenía hormonas
empecé a ver a personas que decían ser “amigas” creerse más
porque iniciaban su proceso, incluso increparme por poner “excusas”
para iniciar.
Mi abuela sufría demencia senil y
alzheimer. Era una enfermedad dura. Debía viajar a Málaga cada “x”
meses y no contaba de dinero suficiente, pues todo iba en su
tratamiento y cuidados. Mi madre es limpiadora, no tiene por ende una
economía boyante y por lo tanto me vi atado de pies y manos. Mi
itinerario diario era “Casa- estudios- casa- biblioteca- casa”.
Yo era quien vigilaba muchas veces de noche a mi abuela, ¿cómo iba
a viajar a Málaga? ¿Cómo iba a quedarme en un hotel? ¿Cómo iba a
gastar un dinero que no tenía y un tiempo que era valioso? No eran
excusas, era algo real. En vez de apoyarme estas personas me
señalaban con el dedo y me vi excluido. Fueron dos personas en
concreto, dos mujeres transexuales y que no representan a las
verdaderas mujeres trans que he ido conociendo, que admiro, que
quiero y que no puedo dejar de pensar en lo maravillosas que son.
Pasé por momentos muy duros en el
colegio, en el instituto, en la universidad y finalmente en los
trabajos. Tengo grados superiores, pues por mi economía y problemas
de transfobia tuve que dejar la universidad. También por problemas
que venían ligados a mi abuela, pues no podíamos pagar una mujer
para que estuviese las horas que yo requería. Grados superiores,
cursos y certificados con notas más o menos buenas, incluso
brillantes en algunas asignaturas. Poseo idiomas, tengo ganas de
trabajar y aún así me veo en el paro como tantos jóvenes, ¿cierto?
Casi el 90% de los transexuales y transgéneros no tienen empleo. Son
personas que carecen de una oportunidad. Los empleos que tenemos
suelen ser en teleoperadores, buzoneo, camareros (quien tiene suerte,
ojo) y esteticistas (sobre todo las chicas) Trabajos dignos, pero
poco remunerados. Trabajos que no nos sacan de casa y nos dan una
estabilidad.
Me frustra muchísimo que me digan “Hay
familias que tampoco tienen empleo los padres. Es algo general”.
¿Acaso los transexuales no tenemos familia? ¿Han pensado que hay
muchos transexuales que antes de las hormonas y cirugías fueron
padres o madres? ¿Han pensado en los que usan su cuerpo cuando están
en hormonas -dejándolas previamente unos meses- para tener
descendencia? No. Al parecer no lo han pensado. No los culpo. Hay
muchas personas que no ven más allá porque el sistema cis les han
impuesto que nosotros no tenemos descendencia, que no somos personas
con derecho a tenerla y que debemos contenernos.
Después están las bromas al respecto.
Muchos no entienden que “si nos sentimos hombres usemos nuestros
ovarios”. Ya no sólo es transfobia pura y dura, sino que es
incultura y también falta de empatía, tacto y criterio. Si me lo
permiten lo analizaré con puntos:
Primero: La persona transexual no se
siente de un sexo, sino que es. Nace siendo transexual, pero con una
genitalidad distinta. Son hombres transexuales o mujeres transexuales
desde la concepción. Es el cerebro quien identifica si eres hombre o
mujer evolucionando desde el vientre materno hasta aproximadamente
los tres años de edad. No son los cromosomas, no son las
características externas y no son para nada los roles de género que
te dice lo que eres. Por ende, una persona transexual puede decidir
no hormonarse y se les llama “transgéneros”. Si bien, por mi
parte eliminaría la barrera aunque muchos desean que se especifique
quienes quieren cirugías y quienes luchan para no tenerlas. Me
parece correcto mientras no se use para humillar o denigrar los
deseos de otros. Tampoco se requiere cirugías. Ni se necesita tener
un estilo de vida u otro para cerciorarse que la sociedad nos vincula
a un sexo u otro.
Segundo: Hay muchas mujeres cis que
desearían tener hijos, pero son estériles. Ellas desearían tener
ovarios sanos. Muchas quieren la gestación subrogada porque ansían
un hijo en su regazo. Incluso van a clínicas de fertilidad -eso
primero- para ver si pueden ayudarlas. La mayoría adopta, otras
quedan con la frustración y cuidan a sus sobrinos como propios hijos
(o a los hijos de sus amigos) porque la maternidad no es cosa sólo
de engendrar. Por ende, nadie les dice que son menos mujeres. Quien
lo hace es silenciado automáticamente. Pasa lo mismo con hombres cis
que quieren ser padres y no tienen suficientes espermatozoides,
sufrieron algún problema médico o accidente. Nadie les indica que
no son suficientemente hombres para ser padres.
Tercero: Si vamos al punto segundo,
¿por qué decirle a un hombre transexual sano que no pueda tener
hijos? ¿Quién le impide que lo haga? Pues muchos países exigían
(y en algunos aún se exigen) que para tener tu nombre cambiado y tu
sexo correcto debes someterte a unas cirugías que te castran. Suena
terrible esa palabra, ¿cierto? Castrar... “Castrar se hace a los
animales, ¿no?” También a las personas. Se les exige no poder
tener hijos, pues tienen que hacerse histerectomía o vasectomía
para tener su identidad.
Cuarto: Nadie hace burla al maltrato de
una mujer y sale indemne. Nadie hace burla a una persona negra con
comentarios racistas carentes de sentido y sale indemne. Nadie.
Absolutamente nadie. Si bien, parece que hacer burlas y comentarios
sobre hombres embarazados es divertido y para nada dañino. Se hace
en twitter, facebook, tumblr, whatsapp... No sabes quien te está
leyendo, no sabes quien terminará aceptando ese hecho como cierto y
no sabes si esa persona se ofenderá, sentirá mal o simplemente
apoyará este comentario como veraz y para nada humorístico. No lo
sabes. No es algo que digas “Estás quitándome la libertad” sino
que tu libertad comienza donde está mi respeto. Debes respetar a
otras personas. El humor negro existe, lo sé. Si bien, yo no lo
apoyo. No lo condenaría, pero no lo apoyo. Del mismo modo que muchas
veces el humor negro es de la propia víctima hacia el exterior. Sin
embargo, en un clima social como en el que estamos, con un autobús
naranja gritando que no existimos los trans, ¿crees que es momento
para jugar a la broma fácil y reírte con los amigos? No. No es
momento.
Pasando por estos puntos diré que hoy
he discutido con un tal “Diego” y que posiblemente lea mi blog,
como también puede ser que no lo haga. Si no entiendes este punto,
si no comprendes esto, no intentes ser activista LGTTTBIQ+ porque
apoyas la ignorancia, apoyas a una persona que está agrediendo a un
colectivo que está luchando por una Ley Trans Estatal. Apoyas un
sistema cisnormativo. Que esa persona fuese desconocedora que un
trans pudiese leerlo no le resta imprudencia al acto. Que esa
persona, amiga tuya, desconozca la transexualidad y sus pormenores no
le da derecho a poner “Entonces sería madre XDDD ¿o qué?” en
una foto de un hombre transexual embarazado. Tampoco le da derecho
alguno a decir “si se siente hombre no debería embarazarse”. Eso
no es una pregunta, tal y como él comenta, sino una afirmación
llena de ignorancia y falta de tacto. Puedes preguntar, pero no
puedes indicar lo que tú crees que está bien o mal. Sobre todo
porque son vidas de otras personas y estas intentan ser felices.
Regresando al tema principal: Llevo
demasiado tiempo escribiendo sobre transexualidad. El cistema, como
muchos llamamos al sistema cis, impone que para ser transexual debes
tener una sexualidad y no otra. Es un error. Nadie va por la calle y
ve a un cis y dice “Es hetero porque es cis”. También se
confunde que dependiendo de nuestra genitalidad y la de nuestra
pareja así es la sexualidad. Una mujer transexual, no reasignada (es
decir, una mujer con pene), con un hombre cisgénero es una pareja
heterosexual. Una mujer transexual, no reasignada, con una mujer cis
(o con otra mujer trans reasignada o no) es una mujer lesbiana o
bisexual si ha tenido parejas hombre.
Los transexuales podemos ser
homosexuales, bisexuales, pansexuales (los incluyo porque el tercer
sexo son los intersexuales que no desean estar en un sexo u otro) o
asexuales. Los transexuales podemos ser binarios o no-binarios en
nuestros roles. Los transexuales podemos tener hijos biológicos,
adoptar o no tener hijos. Los trans podemos hormonarnos, no
hormonarnos, hacer cirugías como no querer ni una sola.
Dejad de hacer “normas” cis para
nosotros. Dejad de abogar por nuestra voz cuando nosotros tenemos
una. No sois nuestros voceros, coño. Somos nosotros los que
agarramos un megáfono, un micrófono o simplemente nos desgañitamos
en cualquier lugar para pedir derechos. No tenemos los mismos
derechos. Incluso se nos quiere hacer un baño para nosotros o
negarnos el uso del que nos corresponde. Dejad de ser tan gilipollas
e informaros.
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