Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 4 de julio de 2017

Cobarde

Hasta que lo admite...

Lestat de Lioncourt 

Todos tenemos momentos tristes en el baúl de nuestra alma. La historia que hacemos debido a nuestros pasos por este mundo, así como la que nos vincula a quienes vamos conociendo y pertenecemos sin pretenderlo, puede ser demasiado gris y amarga. Recuerdo como llovía aquella noche en la cual decidí que debíamos separarnos. Fue extraño. Una decisión que creía razonable y que desquebrajaba mi alma.

Tenía las manos introducidas en los bolsillos y la vista perdida en el jardín de la vieja mansión de mi familia. Nací y crecí rodeado de comodidades. Descendiente de una familia que lo tuvo todo gracias al desarrollo industrial del país, perteneciente a la élite y a cierto poder en la sombra. Si bien, también era hijo de la soledad y el orgullo. La tristeza anidó hace tiempo en mi corazón, pero este se volvió salvaje e intratable. Cuando la conocí todo cambió.

Siempre pensaba en lo mismo. Era mi droga, mi obsesión, mi cruel destino y lo único que no podía rechazar. Y a la vez era lo único que tenía que eliminar de mi historia. Ella no se merecía mi amor poco respetuoso, altanero e imposible. Yo era tóxico para ella. Demasiado viejo, demasiado orgulloso y demasiado hipócrita para una mujer que aún le quedaba años para aprender a encontrarse a ella misma. Era fuego salvaje de ojos de hiedra venenosa y yo un imbécil.

Encendí el fuego de chimenea y usé el atizador durante un buen rato. Jugaba con la madera ardiendo y me preguntaba si sería capaz de quemar todas las cartas que no le di. Mi vida sería miserable sin ella, pero tenía que asumirlo.


Ahora me doy cuenta que lo hice por mí y no por ella. Actué como un cobarde. Decidí que era mejor huir a encajar los golpes. Un maldito idiota. Tuve miedo a las consecuencias de un amor incontrolable como una tempestad en mitad del mar. Sí, fui imbécil.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt