Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 9 de julio de 2017

Mi peor enemigo

 Marius a veces puedes expresarse demasiado bien, ¿no creen?
Lestat de Lioncourt


Observaba aquella sala abarrotada de viejos recuerdos convertidos en un lienzo inmenso. Las paredes, hasta hacía un buen rato pulcras, se habían convertido en el lugar idóneo para desbordar mi creatividad y todos los sentimientos amargos que transportaban mi alma.

He emitido demasiados juicios, me he comportado como un auténtico criminal de sueños y un impúdico. Ahogué mi desesperación en actos de violencia y rabia cada vez más temerarios y tercos. Cometí demasiados errores y hundí en la miseria a demasiadas personas. Provoqué lágrimas de forma injustificada y nunca asumí mis errores públicamente por orgullo, ceguera, rabia o indignación. Volqué mi dolor en otros y los hice sentir arrastrados a una depresión constante. Quería ver quebrarse el mundo a mi alrededor porque yo lo estaba. Así que observaba aquella muestra de pasión, libertinaje, deshonra y satisfecha curiosidad como un cúmulo de bondades y malicias.

Había pintado los momentos más claves de mi vida y lo había hecho como si fuese la capilla de una iglesia italiana. Una de tantas basílicas, tal vez. De ese modo recuperé mi libertad, aunque todavía quedaba el trago más amargo que era el de arrodillarme y pedir perdón. Si bien, no podía.

Soy incapaz de disculpar a quienes se equivocan conmigo, del mismo modo que soy imposible de pedir disculpas a quienes ofendo. Quizá soy demasiado duro y terco, pero es lo que ha hecho el mundo de mí. Me he sentido tan fuera de época, de los corazones que una vez amé y de las almas que admiré, que ahora me alejo de todos cuando siento que estos comienzan a poder algo de distancia aunque sea por unos minutos.

Sentado en el centro de aquella sala, observando cada uno de los rostros, pude ver en sus ojos la bondad que en su momento desconocía. Incluso el desasosiego del amor y la terneza de sus palabras tatuadas en sus labios. Sobre todo en él. Mi hermoso Amadeo estaba representado como el ángel que me consolaba, pero también como el demonio que me condenó cuando comprendió que yo no era un Mesías, ni un maestro, sino un hombre que aprendía constantemente de sus errores aunque no lo dijese a viva voz.

Mis viajes de historiador y mis encuentros con artistas de todo tipo me han brindado la oportunidad de ser cómplice y testigo de acontecimientos espectaculares, y sobre todo de condenarme por actos pueriles como extraordinarios. Poco a poco he ido descubriendo una capa nueva de mi alma hasta llegar al núcleo central y he encontrado a un hombre que aún se recuesta en el suelo esperando que alguien, sea quien sea, se tumbe a su lado y comprenda sus emociones sin necesidad de verbalizarlas. Al principio de la vida uno desea alcanzar logros para triunfar ante los demás, pero cuando llegas a mis años y con tantos milenios tras mi espalda, sólo deseas un hueco donde yacer sintiendo las miradas de quienes amas o amaste. Lástima que mi estupidez alejase a todos y mi terquedad construyese un muro demasiado alto.



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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt