Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 6 de julio de 2017

Libertad y amor

Libertad y amor... ¡Arion sabe lo que es!

Lestat de Lioncourt 


—¿Qué ves cuando me miras?—preguntó de pie en mitad de aquella habitación cargada de inmundicia. El olor era insoportable. La comida podrida se almacenaba muy cerca y era la que solían dejarle para alimentarlo. Era como un animal salvaje al que todos temen y a la vez codician.

Su cuerpo era menudo, de cintura estrecha y huesos marcados. Sentía que era demasiado frágil en apariencia, pero dentro había un alma que había sobrevivido al peor de los tratos. Si se había mantenido con vida significaba que era capaz de seguir respirando un poco más. En ella no había conciencia de obedecer, ni el sacrificio de aguantar un golpe más y tampoco los ojos tímidos de una virgen primitiva. Sí había una sobrenatural y melancólica pátina de angustia que aguardaba algo de bondad tras mis puntuales visitas. Desde hacía tres noches aparecía con pan, queso y algo de carne, así como con una bota de vino que saciaba su sed.

—Una criatura temerosa de ser amada—repliqué sacando el pequeño saco de entre mis prendas. Esta vez no había ni pan, ni queso y tampoco otras viandas. Sólo traía monedas de oro para pagar por su libertad.

—¿Realmente ves eso simplemente quieres creerlo?

Sus ojos formulaban más preguntas pues sus dudas eran muchas, pero sólo se atrevió a hacer la más sensata. Había llevado una vida de trabajo y renuncación para sí misma. Un trabajo que consistía en matar a otros en la arena como un auténtico gladiador y en ser la puta de caderas estrechas para cualquiera que abriese sus piernas. El destino era mísero y sarcástico para ella. Aunque no era intrínsecamente un ella. Era un él y era un ella. Ante mí tenía una criatura dotada de ambos sexos y géneros, con una belleza demasiado poderosa y que me hacía caer en la cuenta de lo afortunado que había sido al hallarla. Era, y aún es, fuerte y hermosa criatura de pasado triste y nauseabundo.

—Lo veo—dije lanzándole la bolsa—. Démosle esto a quien te tiene aquí en tan pésimas condiciones. Te enseñaré un oficio, pero sobre todo te enseñaré a ser libre.


Compré su encierro, no su libertad. Su libertad jamás la compré ni le exigí nada a cambio. Sin embargo, Petronia decidió amarme como yo lo hacía. Bien pudo no hacerlo y quedarse sólo en agradecimiento y algo de admiración por mi talento en los negocios. Pero no fue así. Ni siquiera le pedí que eligiera un sexo y una expresión de género. Para mí es en la intimidad una mujer, pero porque siente que me subyuga mucho más ante su belleza idílica envuelta en telas delicadas. Aún así jamás le he obligado. De hecho, he adquirido muchas veces trajes estrictamente masculinos según los cánones sociales y he permitido que se exprese como varón. Es libre de hacer, decir, pensar y vivir como quiera. Del mismo modo que yo soy libre de amar cada cosa que haga, diga o exprese.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt