Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 4 de julio de 2007

Fin del Camino



-Mi vida ha transcurrido con menos sobresaltos, pero con la misma soledad.- Dije intentando sacar de mi mente las imágenes de él sufriendo aquellas vejaciones.

-Sé como ha sido. Eras un cobarde que te ocultabas tras mil máscaras y la bebida.- Susurró.

-Debemos moverlos, salir de aquí. Quiero ir a otro lugar.- Me sentía incómodo, más aún con sus recriminaciones.

-Tengo que hablarte sobre otras cuestiones, en este lugar no nos harán daño.- Respondió a mis plegarias con un eco vacío de vida.

-De acuerdo, cuéntame.- Musité absorbido por mis recuerdos más recientes, su mirada se fundía en la mía y el silencio hacía que nuestras voces fueran un susurro convertido en un griterío.

-Hay múltiples sucesos en el mundo. Sabes que todos estamos condenados a chocar con los espectros, con las ánimas y los demonios que se arrinconan en los recovecos de los lugares más pacíficos. He leído y he visto tanto que ya a veces creo estar curado del pavor.- Sus dedos atusaron los cabellos.-Veras mi querido amigo sucesos como la casa del miedo o los misterios de Treñes e incluso el extraño caso que se han dado en las vías de trenes más antiguas de este país no son casos aislados; hay lugares en el mundo que tienen en sus periódicos y en sus apartados parapsicológicos casos singulares o parecidos a los que se puede encontrar en este territorio. Todo esta unido, por supuesto.-

-Eso que tiene que ver.- Interrumpí.

-Tiene que ver con lo que sucede aquí. En este pueblo hay presencias mucho más fuertes que en cualquier lugar de Europa. La ciudad completa esta llena de lugares donde nadie debería habitar, si se habita sucede lo impredecible. Contemplar lo que hemos contemplado deja en manicomios múltiples ánimas vagando hasta su muerte. Escúchame, te lo ruego; luego saca tus conclusiones, sean las que sean.- Respondió enérgico.- Muchos de los sucesos están enclaustrados en una fecha, en una cifra o simplemente en un tiempo concreto de un marco histórico. La mayoría esta rendida al culto satánico.- Dijo buscando entre sus ropas algo.

-¿Quieres decir que en esta ciudad hay un gran número de sectas o sectarios?- Musité.

-Sí, así es. Mira en este pequeño papel, es un plano a mano alzada de la provincia. Cádiz esta plagado de situaciones, de momentos caóticos e incluso es la ciudad más antigua de Europa. Lo que no haya visto las puertas marítimas o las montañas de esta zona no las habrá visto ninguna ciudad. Como ves los espectros rondan las calles, como en cualquier lugar. Pero ten en cuenta varias situaciones. Una de ellas es que es un lugar de fervor religioso, en él tenemos una de las semanas santa más folclóricas y pasionales. El segundo sería la historicidad de la zona, es decir, demasiadas guerras y demasiados sucesos históricos para un lugar tan escueto. El tercero podría ser sin duda la presencia de sectas desde antes de la edad media, incluso cuando aún existía Al-andalus. Ya sé que en esas fechas no podría ser porque no hay fechado en la península ningún movimiento pero es posible, los árabes convivían con diferentes religiones y podría haberse dado a lugar. Por último, las presencias en sí. Hay creencias y creencias. Uno puede creer en el demonio o en Dios, uno puede o no puede creer que estén muertos. La mayoría de las presencias hablan cosas sin sentido, creen cosas que ya es imposible porque se ha demostrado que no es así.- Sus palabras me marcaron, las recordaba, era mi propia teoría.

-Es mi teoría.- Susurré

-Así es y ese mapa es tuyo, sólo añadí sucesos nuevos en este marco. En toda España se están dando situaciones extrañas, sobretodo desde mil novecientos o mil ochocientos cincuenta.- Comentó.

-Lo sé.- Mil imágenes colapsaron mi mente.

-Esto no es un suceso aislado.- Afirmó tomando de mis manos la hoja que me había mostrado.

-Sí, no lo es. Pero aquí tuvo el inicio.- Dije algo mareado.

-Estoy de acuerdo, totalmente de acuerdo.- Respondió.

-Estamos buscando entonces una secta más antigua que la del Toro.- Mi mente intentaba centrarse, mi vista se nublaba y un vuelco se había realizado en mis entrañas.

-Sí.- Escueto pero firme me daba la razón.

-Pero unida a esta.-Repuse.

-Puede, no lo sé. Tú eres quien suele sacar conclusiones más acertadas que las mías.-Indicó con un matiz de meditación en su mirada.

-¿Recuerdas las presencias o esencias fantasmales que castigaban a los primogénitos de una familia generación tras generación?- Ardía, mi mente ardía y bombeaba sangre a ritmos desbocados.

-Sí.- Respondió.

-Los colgantes que estos llevaban eran pentagramas y dentro una piedra azul. Era entregado a los hijos varones y primogénitos, para protegerlos. Las presencias aullaban a su alrededor desde la cuna, sus poderes telequinéticos aumentaban como también la lectura de mentes o el poder de sus almas con una protección feroz. Eran seres dotados de un alma superior, de una inteligencia infinita y de un poder que aniquilaba a las ánimas que les desearan causar algún mal. Estos terminaban en la locura, se encerraban en máscaras de varias personalidades o simplemente se aislaban del resto por su impulsividad. Eran maniquís de su propio poder. Algunos, los más reacios al ser humano, terminaban enlazados con otros igualmente enjaulados en este maleficio. Entre ellos existen los llamados empaticos, podían sentir la melancolía o ira de los espectros que bailaran a su alrededor.-Comenté aquello como quien narra un cuento, leyenda o un relato inventado.

-No olvides los espectros que se trasmiten de generación en generación, como si fuera una maldición.- Su rostro sereno y preocupado a la vez rememoró en mí una antigua batalla. Habíamos asistido a una casucha en las afueras de Galicia, teníamos que ayudar al pobre párroco porque era acosado por una presencia. Aquella cosa era demasiado fuerte y poderosa. Optamos por quemar la casa como una gran queimada.

-Algunos son demasiado fuertes.-Expresé mi preocupación ante lo que se avecinaba.

-Creo que nos enfrentamos a uno de ellos.-Respondió alzando la vista hacia la cúpula.

-Uno que nos persigue a nosotros, a nuestra alma.- Susurré.

-Sí.-Masculló-Recuerdo aquel ángel.-Intentaba hacer memoria, como él. Entonces vi la imagen de aquel esperpento.

-¿Dónde fue?-Cuestioné intentando recordar donde lo habíamos encontrado.

-Uno que tú y yo encontramos hace algunas décadas bajo un mausoleo subterráneo. Era en Ávila, si mal no recuerdo.-

-Un ángel que en vez de guardar un alma la martirizaba con su mirada desafiante, era un guerrero con una guadaña en sus manos y unas alas de plumas puntiagudas. La mirada de demonio, la sonrisa macaba desdibujada en el rostro y los cabellos tallados veta por veta.-Describí espeluznado aún por la visión de aquel arcano.

-Así es.-Un escalofrío rondó su piel, pude notarlo.

-Un ángel negro refugiando a un alma negra.-Comenté recordando la profecía. Era una vieja leyenda que hablaba de lucifer, de su transición y de la muerte en sí.

-¿Piensas que son las almas negras las que dirigen el mundo?, ¿que son los sectarios de herejías, de toda índole, que martirizan a los vivos y a los fallecidos?-Interrogó nervioso, percibí que su saliva era inexistente por el pavor.

-Pienso que son ellos, también que aparte están los vengativos.-Susurré contemplando mi alrededor, de nuevo.

-Hay una jerarquía en el otro mundo.-Dijo rememorando quizás un dibujo tosco de uno de los libros, ya quemados, de una Biblia antigua sobre Lucifer y sus obras.

-La otra realidad es muy compleja.-Recordé las bibliotecas, los libros devorados en escasos días, las anotaciones, el aroma a papiro y cera, el incienso de las iglesias y sus papeles doctrinales sobre mis faldas o simplemente la calma del campo ante mi estudio nocturno. Habían sido muchos momentos, muchas vidas y demasiadas circunstancias en las que nos habíamos involucrado.

-Demasiado para unos simples humanos.-Masculló.

-Nosotros no somos simples humanos, somos almas tan ancianas o más que ellos.-Dije tomándole del mentón.

Desperté de improvisto y él estaba recostado sobre mí, parecía proseguir en su nube de sopor. Lo aparté y besé su frente para dirigirme al cuarto de baño. Ya había amanecido, era el día adecuado para caminar por la urbe y tomar anotaciones. Poco o nada faltaba para el desenlace y tenía que acabar con todo, aunque me apartara de mi vida. Entré en la ducha, me sumergí en mis ideas y tarareé una vieja melodía. Estaba relajado, era extraño aquel sentimiento tan dulce. Al salir del aseo él estaba sentado en medio del colchón, movía los labios sin dejar escapar ningún sonido y me miró atónito como perdido.

-Cuando te fuiste de nuestro sueño, yo vi algo aún más extraño que lo acostumbrado.- Dijo temblando.

-¿Qué?-Interrogué.

-Ángeles de alas negras, sombras, lamentos, niños enfermos retorciéndose en sus ataúdes, mujeres gritando delante de balas mortales, el fuego de Roma, el sentimiento de odio de las guerras y el calor de las llamas del mismísimo Hades. Todo era una masa, una imagen, como si hiciéramos una composición con miles de figuras abstractas de la historia del hombre, desde los tiempos de Jesús hasta los tiempos del marketing.-Unas lágrimas, producidas por el pavor y el dolo, asomaron por el rabillo de sus ojos.

-Entiendo, entiendo.-Dije sentándome a su lado, en la cama, e hice que apoyara su cabeza sobre mi pecho.
-He visto la evolución del hombre, o mejor dicho su involución, mientras que el día y la noche se cruzaban.-Comentó abrazándome.

-Sé que es eso, he visto sucesiones de este tipo.-Rememoré circunstancias de otras vidas y una punzada se clavó en mi sien.

-No como esta, era muy real.-Clavó su mirada en la mía para luego bajarla.

-Debes ducharte, saldremos a buscar información.-Susurré.

-Esto comienza ya.-Sentenció.

-No hay escapatoria.-Añadí.

-¿Moriremos?-Se cuestionó más para si que para mí.

-No lo sé.-Respondí levantándome del colchón para buscar mis ropas. Él se dirigió a la ducha y en unos instantes estábamos ambos preparados. Tomamos los apuntes, dos libros de tomo grueso y bolígrafos para anotar algún dato.

Salimos de la habitación del hotel y nos adentramos en las calles, tomamos un autobús dirigidos en el afán de llegar al cementerio. Allí cruzamos las verjas buscando las lápidas de las tumbas cercenadas. Los grados, los ángeles, el sonido del viento meciéndose entre la muerte y el frío que calaba nuestros cuerpos me hizo tomar contacto con la realidad. Él parecía abstraído, perdido en sus propios pensamientos o en su reino de terror macabro. Efectivamente estaban las lápidas rotas y mal encajadas, no sentí ninguna presencia importante decidiendo así dar por finalizada la visita. Alexander no quería marcharse, parecía encajar en el paisaje y percibía su dolor.

-No están.- Masculló.

-¿Quiénes?-Interrogué inquieto por su estado.

-Sus espectros.-Respondió acariciando una de las tumbas profanadas.

-Se irían tras sus cuerpos.-Argumenté.

-No.-Una lágrima se escabulló marcando su rostro.

-Creo que sí, lo harían.-Susurré.

-No, no se marcharían.-Masculló girando su rostro hasta el profundo pasillo.

-¿Estarán en aquel edificio?-Pregunté alzando la vista hasta el borde del paredón de tumbas.

-Están a punto de demolerlo.-Aquel dato lo desconocía.

-Es una vieja construcción, es normal.-Comenté.

-Si lo hacen liberaran algo imposible de contener.-Respondí tomándolo del brazo hacia la salida.

-Sí.-Suspiró preocupado.

-Vayamos al hospital, debemos recaudar información y después al edificio.-Comenté.

-Sí, allí tal vez encontremos pistas de alguno de ellos. Ya sabes como son las almas en pena, parecen estar en su propio mundo pero siempre saben algo nuevo.-

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt