Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 10 de agosto de 2009

Dark City - Sindrome de Peter Pan - Capítulo 8 (parte XI)



-Clarissa puede hacer temblar el suelo donde pisas si así lo desea, es alguien a quien no se desea tener de enemigo y yo por desgracia realmente no sé si lo soy para ella.-sabía que tras conseguir la nulidad, tras demostrarle lo seguro que estaba en mis decisiones, se quedó calmada. Pero desconocía si aún quería molestarme.

-Sí, lo pude notar en los comentarios de revistas de sociedad sobre su trabajo social.-comentó.-Se ve alguien con iniciativa y vuestro hijo mayor tiene los genes de ambos. Le irá bien si toma el camino apropiado.

-Mi hijo tomará el camino correcto, no porque yo se lo mande, sino porque siempre pide consejo a los dos.-tomé aire y proseguí.-No es que necesite nuestra aprobación, luego él hace lo que cree, pero siempre viene bien escuchar a personas con experiencias en los negocios.

-Eso es algo que se ha perdido.-comentó encendiendo un cigarrillo para darle una calada.

-Sí, se ha perdido porque en este mundo ya nadie escucha a nadie. Pero no puedo reprender a los demás por ello, yo era igual.-reí bajo y él siguió las carcajadas.

-Sí, todos hemos sido rebeldes sin causa o con ella. Teníamos la excusa de que el mundo era una mierda, la mierda debería ser recogida o amontonada. Pensábamos que seríamos grandes, que al serlo cambiaríamos las cosas, y al final no cambiamos nada. Tan sólo nos volvemos más vanidosos, sordos y desentendidos.-había dicho algo muy cierto, tan cierto que me dejó pensativo.

-Opino lo mismo.-dije notando como terminaban de arreglarme el cabello y me levanté.

Había llevado mi bastón, llevaba un traje que me agradaba y que podía resultar parecido al del sombrerero loco. Incluso llevaba a juego una chistera, la cual dejé en el coche, ya que no era apropiado estar bajo techo con ella puesta.

-Le queda bastante bien esa pose.-comentó levantándose mientras se acomodaba su chaqueta gris con rayas más oscuras.

-¿Cuál?-interrogué recargándome bien en mi bastón con ambas manos.

Llevaba las uñas pintadas, los anillos de oro blanco en mis dedos y toda mi ropa desprendía una imagen bien distinta del traje sobrio que solía usar. Era negro, sí, pero tenía un toque de fantasía que hacía dudar si era político o alguna vez lo fui.

-La que usa ahora mismo.-comentó observándome aún mejor.

-Por favor Paulo, no intente ligar conmigo.-las mujeres quedaron aún más en shock.-Inténtelo con las damas, seguro que desean que sea atento con ellas.

-¡Qué dices!-la primera vez que alzó la voz y tosió intentando tranquilizarse.

-Esta juventud… tiene las hormonas tan revueltas.-comenté girándome para ir hacia la sala.

-Atsushi, por favor no piense eso de mí.-iba detrás mía con su boina francesa entre sus manos e intentando no tropezar.

-Tarde.-canturreé con una sonrisa en mis labios de demonio.

Al entrar una lluvia de flash nos impactó y yo casi me quedo ciego. Ambos tomamos asiento y noté que había tanta prensa como curiosos fans. Colocamos bien el micrófono y todos estaban atentos a los que íbamos a decir cada uno.

-Buenas tardes.-dije al micrófono observándolos a todos con una pose seria, aunque relajado.-Estamos complacidos por el hecho que esta reunión haya tenido tanto éxito.-sonreí levemente y continué con mi pequeño discurso.-Como bien saben Paulo es un joven escritor con talento y con una pasión que trasmite al lector cada palabra como si la visionara. Es un honor que me haya tomado como padrino para presentar su libro, el cual recomiendo a todos que lo lean. Ya que esta historia marca a cualquiera lector, no importa su sexo, su edad, su sexualidad, su raza o religión. Es una historia que demuestra lo despótico que puede ser el ser humano.-una ronda de flash cayó sobre mí, recordé los viejos tiempos y sonreí de lado.-Arte, es lo que podría definir a esta nueva trilogía que hoy comienza a difundirse en nuestro país.-miré a Paulo.-Yo sólo soy el padrino de esta magnífica obra ¿por qué no escuchan mejor al padre?

-Según dijo una vez Oscar Wilde la mejor forma de librarse de la tentación es caer en ella. Por eso dejen que sus sentidos sucumban en el placer de la lectura, sus ojos no son los únicos quien debe guiarles.-su tono de voz era cálido, sabía como ganarse al público aunque en privado era un auténtico sátiro con toques de cínico.-Afrodisia es una trilogía de tres historias distintas con un nexo en común. El nexo en común lo descubrirán en un pequeño folleto en Internet del cual tendrán clave al leer los tres libros, estos códigos son siempre distintos al ingresar. Es decir, sólo los lectores de ejemplares reales, no virtuales, tendrán acceso al último folio donde se explica todo.-se hizo un silencio.-Dirán que esto lo hago por mero marketing, dinero y todas esas estupideces. No señores, lo hago porque aprecio mi trabajo y me respeto a mi mismo. No me gustan las quinceañeras enamoradas de mis ruedas de prensa que no leen ni uno de mis párrafos, quiero darles un regalo a los lectores de toda la vida. No me regañen por ello, no sabía como demostrar mi gratitud.-rió entonces como lo haría un villano, pero de forma sutil como eran sus formas y su clase. Era todo un dandy británico, tan sólo faltaba el monóculo y su taza de té. Sin embargo, su humor era vivo y atrayente.-Hablen de mí, maldíganme, seré feliz. Pues lo peor que le puede suceder a un artista es que no pronuncien su nombre, no recuerden su trabajo, y al fin y al cabo la literatura es otro medio de espectáculo menos visual y más filosófico.-me miró y yo continué.

-Ha creado un fantástico mundo de fantasía para todos ustedes, es algo que no suele usar, ya saben que sus novelas son puro realismo. Si bien, desde que vio mis obras de Dalí se sintió en la necesidad de buscar algo clásico, como es el mundo Griego, con un mundo mitológico. La ambición es lo que predomina.-sonreí aproximando a los labios el vaso de agua que había frente a mí.-Al igual que la ambición de nuestro joven novelista que se presentará en mi lugar a las nuevas elecciones, si alguna endiablada vez se dan por fin.-los ojos de Wilde se salían de sus órbitas y tapó su micro para musitar algo que me hizo reír a carcajada limpia.

-Maldito seas, eres igual al gato de Alicia en el país de las Maravillas…sólo sabes crear entuerto ¿y cómo salgo yo de esta?-yo jugaba con el diablo, pero era una partida de iguales y él lo había olvidado.

-Saliendo, mi pequeño muchacho, saliendo.-las cámaras no perdían detalle de su reacción y de la mía.

-Cabrón.-murmuró.

-Joven, esa lengua, no pierda la compostura.-aplaudí ya que algunas fanáticas comenzaron a ovacionarlo a grito de presidente.-Felicidades eres el nuevo Obama blanco.

-Atsushi si no fuera porque eres un amigo pensaría que me quieres hundir.-dijo despegando las manos del micrófono.

-Pensé que sería la mejor oportunidad para dar un golpe imprevisto a la oposición, la cual no deja de crucificarme.-todos decían que un político como yo no podía exhibirse como lo hacía, que parecía un muchacho en vez de un hombre maduro y cuerdo.

-Sin duda lo es.-susurró.

-¿¡Puedo hacer unas preguntas!?-interrogó un jovenzuelo desde los bancos.

-Lo siento, tan sólo es un acto para exponer el libro y su pregunta seguro no tiene nada que ver con este.-él quedó en silencio.-Pero tranquilos todos los detalles irá en un comunicado que se repartirá al finalizar el acto, además de que yo gustosamente hablaré en privado con todos los medios uno a uno. Si bien, este es su día y el día de su libro. Yo ya me retiro para tomar otros rumbos y él es mi hombre de confianza, como yo lo he sido para este nuevo florecer de las letras en las librerías.

-Así es, Atsushi le dará todos los datos que deseen al finalizar el acto y yo por ahora firmaré todos los ejemplares que quieran presentarme.-

Al decir aquello todos comenzaron civilizadamente a guardar cola, menos mi hijo. Él se tomó la libertad de aproximarse a nosotros como si nada. Todos los periodistas lo observaban y más a quien le acompañaba. Era el joven diseñador y frente a frente parecía más delgado, además de más joven. Ambos vestían algo informales, aunque no del todo. Mi hijo como no vestía un traje de chaqueta, similar a uno de mi guardarropa, él iba más veraniego, aunque con estilo. Entendí porqué mi hijo le atrajo Olivier… desprendía feromonas por allá donde pasaba.

-Buenas Paulo.-dijo como si nada y él le sonrió.- ¿Aún con los huevos de corbata?-interrogó haciéndome reír leve.

-Hizaki.-carraspeó tras su nombre.-Digamos que vuestro padre se propasó.-añadió intentando relajarse.

-Dije la verdad.-comenté encogiéndome de hombros y Paulo me miró por el borde de sus gafas.

-¿Nos firmas?-tenía una cara dura impresionante, pero tenía el placer de conocerlo en persona y eso era una mera formalidad. En realidad se aproximó sólo para que viera a su pareja, juraría que era para ello, además de para saludar a Paulo dándole ánimos a su modo.

-Por supuesto.-dijo sacando su pluma mientras mi hijo tenía una de sus manos agarrada a la de Olivier. Parecía tenerlo bien agarrado no fuera a salir corriendo.

-Señor Wilde.-murmuró al fin aquel chico, comenzaba a preguntarme si era mudo.-Tengo toda su trilogía pasada.

-Es un placer conocer a un lector habitual.-sonrió de forma afable, aunque sabía que era el demonio en persona.

-Te dije que te gustaría ¿ahora no soy tan cruel al despertarte temprano verdad?-eso me indicó que habían dormido juntos y me pregunté hasta que punto había llegado su relación.

-No deberías ser tan descortés Hizaki.-murmuró alzando los ojos, para colocarse bien las gafas.-El joven no ha podido dormir bien.-clavó de nuevo sus ojos, en Olivier, con una sonrisa y de seguro miraba el chupetón bien visible que tenía en su cuello. Yo me percaté de ese pequeño detalle, creo que todos allí nos percatamos. Mi hijo cuando marcaba el territorio lo marcaba con ganas.

-Oh.-se sonrojó, pero acabó sonriendo con cierto leve de coquetería. Sin duda mi hijo era parecido a mí en tomar parejas con ese alto nivel de seducción hacia otros.-No se preocupe por mi señor Wilde, mis horas de sueño están bien cuidadas desde que usted dejo de ocupar mis noches.-sonrió aún más coqueto y mi hijo comenzó con su tic nervioso.-y será un placer que a partir de hoy vuelva a entrometerse en ellas.-dijo señalando el otro volumen para aproximárselo un poco más.

-Será un honor.-comentó Paulo mientras tomaba el libro que le extendían y lo observaba con minuciosidad.- ¿Olivier verdad? usted sigue las letras, yo las tendencias en moda.-claro que sí, como que ese traje me había costado un riñón y parte del otro para no ponérmelo yo.

Yo me divertía a lo grande viendo a ese trío. Uno preocupado porque un galán robara a su princesa, el galán porque el padre del principito hiciera otra cosa inesperada y la princesita rogando atenciones del galán y del joven príncipe. Era simplemente delicioso. Yo únicamente sonreía de forma felina y algunas de las mujeres que estaban allí clavaban sus ojos en mí. Tal vez por ser prácticamente homosexual, mi cercana boda o lo que fuera, todas se pegaban a mí como moscas. Lo había notado, pero siempre hacía caso omiso a ese tipo de circunstancias y miradas.

-Semana de la moda, en el invierno pasado, ¿no es así?-interrogó y yo simplemente dejaba buena atención a todo lo que decía.-No recordaré cara de políticos, pero sí recuerdo las caras de los asistentes de primera fila.-estuve a punto de carcajearme. Ese maldito francés era más coqueto que Phoenix, mucho más. Creo que le ganaba por goleada a él y a Jasmine.-Ha sido un placer ponerle al final nombre a su rostro.

Mientras él conversaba un chico de aspecto aniñado llamaba a Hizaki y mi hijo le hacía gestos para que se aproximara. Las mujeres vieron mal el gesto, pero también babeaban por mi hijo así que no dijeron nada. Ambos conversaban del tiempo que no se habían visto, pero estos dos seguían conversando.

-Sí, así es.-indicó Wilde ofreciéndole el ejemplar con una sonrisa.

-Gracias por su firma, será un placer volver a soñar con usted.-murmuró sin sonrojo y sin nada.

-Me alegra de verte Bou.-llegué a escuchar.-Te presento a Bou, Oly.-dijo girándose hacia su pareja.-Él es mi amigo especial.

Yo ya no aguantaba más y me carcajeé casi cayéndome de la silla. Todos los presentes se quedaron atónitos de que alguien como yo tuviera esa risa, parecía más joven que de costumbre y para colmo con esa jovialidad.

-Bonita forma de llamar a tu amante.-indiqué y Paulo los observó a los tres con una leve sonrisa. Sabía que él también tenía ganas de reír, aunque también de atrapar al francés.

-Cállate o te dará otro infarto.-respondió mi hijo en un gruñido. Wilde rió leve mientras colocaba todo para los autógrafos pertinentes. Yo paré de reír intentando no estar tan distendido, era malo para mi imagen seria.

El chico parecía bien educado, hizo una leve reverencia al francés y este pareció torcer el rostro. Además de coqueto bien celoso, pero bastante celoso. Era de esos que marcaban su territorio y olfateaban al visitante hasta sentir que no era peligroso. Lo de peligroso cámbienlo por atractivo, llamativo o que pudiera hacer caer a su presa. Notaba como retorcía la mano de mi hijo clavando sus uñas. Tan flaco que se veía y tanta energía que desarrollaba en esa especie de tortura.

-Lo de amante te lo dice a ti...idiota.-murmuró intentando no chillar ante su clavada de uñas.-Bou sólo es mi amigo... amigo Oly... el único amante eres tú.-dijo mirándole directamente a los ojos con lágrimas en los suyos.-Deja de clavarlas.

-Parece que te salió celoso.-dije entre carcajadas y Wilde simplemente sonrió aún más ante la escena. Claro que se dio cuenta que su presa estaba bien atada a mi hijo.

-¡Papá!-gritó, pero yo ya me levantaba para saludar a unos compañeros del partido.

Estaba Wook junto a otros de mis camaradas. Éramos altos empresarios, bastante liberales en pensamiento, otros simplemente artistas afamados que buscaban un partido consciente y preocupado. Wook era el más ecologista. Sus empresas intentaban ser un ejemplo. Innovaba cada año como aprovechar todo lo que desechaba, lo mandaba a reciclaje y con el dinero que a veces eso le reportaba mejoraba en la depuración del agua, el aire y cualquier elemento tóxico. Yo seguía sus pasos, el amor por la naturaleza y los animales era mutuo. Cuando lo conocí en la facultad fue como un amor a primera vista, pero de forma intelectual. Nuestras novias se conocían y terminamos celebrando nuestras bodas casi a la par. Claro, que ella estaba del lado de Clarissa y él a pesar de todo me comprendía. Supo de todo lo mío por la prensa, se lo expliqué en una pequeña reunión de negocios y sonrió cuando notó que realmente era feliz. Un amigo busca de otro eso, felicidad.

-Hacía tiempo que no te veía viejo.-dijo dándome un golpe en el hombro.

-Ya sabes que estoy algo estresado con todo el asunto de la boda.-sonreí y él asintió.

-Mis hijos irán, ya sabes que no me deja mi mujer por simple camaradería.-lo comprendí bien, como él me comprendió a mí.

-Tan sólo pasaba a saludarlos y a preguntarles si desearían postergar la reunión, que teníamos prevista, un día.-ellos asintieron, dijeron que no tenían problema en ello con tan sólo gestos.-Deseo comprar algo especial para mi pareja y he estado esperando que llegara durante meses, vendrá mañana y deseo entregárselo. Es algo personal, pero lo necesito.

-Podemos pasarla al día siguiente.-comentó Heliodoro. Era un hombre de padres griegos afincados en el país desde hacía décadas. Él nació en la ciudad, era un escultor de éxito y un hombre muy afable.

-Sí, eso es lo que deseaba.-respondí.

-A mi incluso me viene mejor.-añadió Igor, otro de los empresarios más brillantes del país y alemán de origen.

-Además he añadido un punto más a la reunión, soy presidente de honor cara al público pero seguiré ayudando a Wilde. Al menos los dos primeros años intentaré encauzar sus decisiones.-era una bonita forma de decir que los dos primeros años sería mi hombre de paja.

-Sí, pero así tendrás menos estrés.-declaró Wook.-Y créeme te hace falta quitarte de cara al publico por tu estado de salud.-golpeó levemente mi espalda y todos nos miraron.

-Estoy enfermo del corazón.-todos clavaron sus ojos en mí, pero quité hierro al asunto con una sonrisa.-Voy a volver a mi sitio.

-Por supuesto.-dijo mi viejo amigo y yo regresé a la mesa.

Los chicos se habían apartado y todos los fans de la literatura, y por supuesto de Wilde, estaban siendo atendidos uno por uno. Se dejaba tomar fotos, firmaba los libros y también los posters que a veces se regalaba en las ediciones de lujo. Era la portada de la saga en cuestión, dibujos muy elaborados que según él los realizaba un joven desconocido para el público. Y realmente era desconocido, únicamente aparecía su rúbrica en una esquina y tan sólo era un apodo.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt